Una vida ejemplar
Rafael Catalá, que ocupó aquella cartera tras un largo paso por la fábrica de ludópatas Codere, que aprovechó sus días en el ministerio, según supimos ayer, para pagar con fondos públicos a los defensores de Correa y otros delincuentes
Madrid
Qué bonitas las encuestas. Ahí andan las izquierdas lamiéndose las heridas por su incompetencia para pactar, siempre a un palmo del triunfo, pero nunca rematado, el pimpollo Casado disfrutando en el papel de ayer salvaje, hoy moderado, mañana lo que sea menester, buen ejemplo de farsante, el menguante Rivera aferrado con desesperación al brocal para no ahogarse en el negro pozo de la irrelevancia y el auténtico homo erectus, el feroz Abascal, amenazando a todos, prendido a la cola del fascismo europeo.
Pero sobrecogidos como estamos por este imposible laberinto de Dédalo, donde nadie vislumbra salida posible para la gobernabilidad a partir del próximo domingo, no dejemos de prestar medio minuto de atención al ex ministro de Justicia del PP de Rajoy, Rafael Catalá, que ocupó aquella cartera tras un largo paso por la fábrica de ludópatas Codere, que aprovechó sus días en el ministerio, según supimos ayer, para pagar con fondos públicos a los defensores de Correa y otros delincuentes, y hoy, de nuevo, funge en Codere de gran preboste. ¡Qué vida tan ejemplar!