Elecciones 23 de julio

Hoy por HoyLa firma de Iñaki Gabilondo
Opinión
La firma de Iñaki Gabilondo

Señores candidatos, dos puntos

No caigan en el tremendismo esta noche y no vayan a cegar las escasas vías de encuentro que quedan entre ustedes. Porque nos van a hacer falta

Madrid

Mi nota de hoy quiere ser un mensaje a los líderes que van a debatir hoy en televisión, en el debate electoral. Señores (porque no hay señoras), estamos de acuerdo en que, puesto que todavía nadie ha votado, cualquier resultado es posible.

Todas las urnas a estas horas están completamente vacías. Y en los tiempos volátiles que vivimos cualquier resultado es posible. Comprendo que eso excita mucho. Comprendo que la búsqueda del voto indeciso es tremendamente excitante y que por ahí se aceleran muchas cosas.

Entiendo que, a estas alturas, están impulsados por la ilusión de obtener un resultado superior al que todos dicen y temiendo obtener un resultado peor del que todos dicen.

No caigan en el tremendismo

En esta situación, entre la ilusión y la angustia, entiendo que puedan producirse determinado tipo de excesos, pero cuídenlos. No caigan en el tremendismo esta noche y no vayan a cegar las escasas vías de encuentro que quedan entre ustedes. Porque nos van a hacer falta.

Ustedes no ignoran que si no se produce una colosal sorpresa, el domingo va a haber muchos partidos que van a subir mucho y otros que van a bajar mucho, pero lo más probable es que el lunes por la mañana nos encontremos, a efectos de gobernabilidad, a una situación muy parecida a la que nos encontramos el lunes 29 de abril.

Y sería muy interesante que fuera diferente. Porque como nos encontremos con las líneas rojas marcándolo todo y paralizándolo todo, no olvidemos lo que pasó. Pasó que se paró la evolución de este país y se vino abajo el menguante crédito que tienen todos ustedes. Porque ustedes no ignoran ese crédito que se ha venido abajo.

Es bueno también que no olviden que hoy nos vamos a sentar delante de la televisión no para asistir a la exhibición de sus obsesiones, ni tampoco para oír por enésima vez esa serie de reproches que ya nos sabemos de memoria. No.

Han agotado sus argumentos

Sepan que han agotado sus argumentos y al tiempo también la paciencia de la ciudadanía, que ha visto durante muchísimo tiempo que los intereses de la ciudadanía, las preocupaciones han quedado relegadas a las preocupaciones de sus objetivos tácticos y estratégicos y que no podemos continuar así. Que no vamos a poder continuar durante mucho tiempo más siguiéndoles y acompañándoles en esta política de trincheras.

Miren, ustedes ya saben que los ciudadanos tenemos nuestras preferencias, muchos claramente. Hay partidos que nos gustan más, partidos que nos gustan menos, partidos que no nos gustan nada, partidos que no nos gustan nada en absoluto, pero, sin embargo, no vivimos en esa extrema incondicionalidad de la que ustedes están rodeados cada día. Y, por tanto, ya no podemos continuar apoyando este juego frentista que nos está llevando a una situación de paralización y que nos tiene condenados a la inestabilidad desde hace tanto tiempo.

Nos surgen reformas y las reclamamos

Nos surgen reformas y las reclamamos. Nos surge la reforma educativa, la reforma laboral, la reforma fiscal, la reforma de las pensiones y, repito, las reclamamos. Como reclamamos asimismo que busquen ustedes la manera de ponerse de acuerdo en los mínimos suficientes para poder afrontar asuntos de la envergadura del problema catalán, que no es sólo un problema de orden público.

En definitiva, si del debate de esta noche se desprende que seguimos atascados en los bloqueos no importará nada saber quién ha ganado porque sabremos quién ha perdido. No sabremos quién va a ganar las elecciones del domingo, pero sabremos quién las va a perder, la ciudadanía, el pueblo español.

Y por cierto, esa advertencia de Casado a Sánchez diciéndole que le va a responsabilizar de los incidentes que se puedan producir esta noche en Barcelona con motivo de la llegada del rey es absolutamente inexplicable. Esa sí que es una verdadera irresponsabilidad. Y, además, es muy mal presagio.

 
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