'La Peste: la mano de la Garduña': así son las nuevas piezas del puzle
La serie creada por Rafael Cobos y Alberto Rodríguez estrena su segunda temporada en Movistar el 15 de noviembre
La Peste regresa con su segunda temporada, La mano de la garduña, en la que se adentra de lleno en la corrupción y en las relaciones de la mafia con el poder y la religión. Años después la primera peste, la ficción se centra en una historia nueva de lo que sucedió en Sevilla en aquella época con muchas resonancias en la actualidad. "Han pasado 500 años y somos los mismos", avisa el director Alberto Rodríguez, creador junto a Rafa Cobos de esa producción. La Garduña forma parte de la leyenda más desconocida de nuestro país. Según explican, fue una sociedad secreta criminal que habría operado en España y sus colonias desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX, una sociedad impregnada de secretismo y esoterismo, que mantuvo estrechos lazos con la Santa Inquisición, la Corona, la Corte y el poder.
Mateo, Teresa y Valerio vuelven como personajes principales para cuestionar la bonanza de una ciudad corrompida. Entre las incorporaciones está Federico Aguado, quien interpreta a Pontecorvo, el nuevo alcalde de la ciudad. “Mi personaje está basado en un personaje histórico que tuvo Sevilla, Puñonrostro, que se disfrazaba de mendigo para conocer la ciudad ya que no era de aquí. Aquí hemos hecho algo similar y de repente se da cuenta de que la ciudad más importante del imperio es la ciudad más corrompida del imperio”, explica el intérprete. Se propone arreglar y encuentra en Mateo (Pablo Molinero) a la única persona en quien confiar.
Luis Callejo da vida a Conrado en esta segunda temporada. "Este personaje es justamente lo contrario que el de Pontecorvo. Si uno conoce un mundo, el otro conoce lo que hay por debajo de esee mundo", explica Alberto Rodríguez. Conrado forma parte de la mafia sevillana, de la Garduña. “Es un batallador, un luchador y es realmente duro. Mala hierba nunca muere, o para matarla hace falta mucho esfuerzo. Pues eso es Conrado", aventura el actor.
Jesús Carroza es Baeza. Trabaja de mandil, lo más bajo que hay en la mancebía, y está enamorado de una de las prostitutas. "Son dos seres incompletos a los que le faltan cosas, se complementan y son capaces de entender la realidad uno a través del otro", describe el director. Pero Baeza se va metiendo en los lugares de la mafia sin ser consciente de hasta qué punto. "A medida que lo va consiguiendo se va alejando más del amor. No se puede tener todo", bromea e intérprete. Y Julián Villagrán se mete en la piel de ‘El flamenco’, un personaje instalado en la melancolía, en el deseo de ser artista. “Tiene su vía de escape en ir con mujeres todo lo que pueda, en beber mucho, de tomar láudano. Más que un personaje es un enigma, la pieza que falta en el puzle”.