Scorsese firma la gran novela americana: así es la magnífica 'El irlandés'
Martin Scorsese firma una obra maestra de senectud con 'El irlandés', una historia que retrata los cuarenta años de un grupo de mafiosos, que estrena junto a Netflix
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Nueva York
En cada película de mafiosos que hemos visto hay infinidad de muertes, en pocas, sin embargo, se reflexiona sobre ella. Martin Scorsese a sus 76 años firma una obra maestra tardía con El irlandés, la esperada película de tres horas y media de metraje, que produce Netflix y que solo se estrenará en pocos cines. Detalles técnicos y de márketing al margen, Scorsese adapta con genialidad el libro de Charles Brandt que recoge las memorias de un mafioso de clase media, Frank Sheeran. Con guion de Steven Zaillan, autor del libreto de La lista de Schindler, Moneyball y también de Gangs of New York.
A las puertas de su muerte comienza, precisamente, este relato, que trascurre a tres tiempos, perfectamente hilados en una narrativa que se deleita en grandes peleas verbales, en reflexiones de mafiosos en la vejez. Tres líneas temporales que convergen. Un gigantesco flashback que recorre décadas de sobornos, trapicheos y asesinatos a sangre fría. Todo a través de la memoria de Frank Sheeran, su relación con los mafiosos y uno de los mayores misterios de EEUU, ¿quién mató a Jimmy Hoffa, el hombre que, decían, era más conocido que Elvis y los Beatles?
Robert de Niro es Frank Sheeran, y comienza a contarnos su historia desde una residencia de ancianos, donde mira hacia atrás. La familia, la amistad, la lealtad, la deslealtad, las muertes, la mafia y la política. Todo sucede en El irlandés. Es la gran novela americana que tanto han perseguido los grandes escritores estadounidenses. Scorsese recorre los 40 años de este grupo de mafiosos donde, cómo no, también hay clases sociales.
Si la mafia puede leerse como una trampa al sueño americano, ese que sustenta unido al gran emblema del capitalismo. El irlandés es una película que desmonta todo eso. Lo hace desde el tono nostálgico y triste del wéstern crepuscular, sin salirse del tempo y las maneras del cine de gánsters. Ese cine que define al propio Scorsese.
El director neoyorquino ha mostrado cómo un niño de Queens llegaba a la mafia estadounidense en Uno de los nuestros, la agonía de un mafioso con vocación religiosa en Malas calles, la venganza en los inicios de la corrupción en Gangs of New York, y la mafia moderna en El lobo de Wall Street afincada cómodamente en corazón financiero del mundo. En El irlandés hay una mirada a todo su cine, en especial a las cintas del género. Hay una mirada a su propia vida y a la de su país. 40 años de este grupo de mafiosos, de Sheeran, de Tony Pro, de Fat Tony, de Felix ‘Skinny Razor’ Di Tullio, de Russell Buffalino y Angelo Bruno. Todos espectacularmente interpretados por De Niro, Stephen Graham, Paul Sorvino, Bobby Canavale, Joe Pesci y Harvey Keatel.
La importancia de la mafia en la política doméstica, gracias a las relaciones con el sindicalista Jimy Hoffa, grandioso y excéntrico Al Pacino, uno de los líderes sindicales más importantes de Estados Unidos que desapareció en el año 75. O la influencia de la mafia en la política exterior, la victoria de JFK, la crisis de los misiles, o un posible atentado contra Castro. Y luego, la llegada de Nixon. “Lo que decidí hacer fue traer el personaje a primer plano y hacerlo representante de ese mundo, y ese mundo es un reflejo de un mundo más grande. De hecho, es la historia de Estados Unidos y la televisión está de fondo todo el tiempo. Están hablando de sobornar jurados, de la crisis de los misiles en Cuba… Son cosas que han tenido que ver con nosotros y no sabemos nada de eso. A través de una exploración más profunda de lo que podría haber sido encontramos algo más verdadero”, decía el director en la BBC.
Lo que hace Scorsese en su última película es lo que ha hecho en las anteriores: reflejar cómo la mafia está presente en cada estrato de Estados Unidos, hasta el boxeo, como vimos en Toro salvaje. Pero en El irlandés es como si hubiera leído Honrarás a tu padre, de Gay Talese, libro que inspiró Los Soprano. Porque en El irlandés se recrea en la vida cotidiana de los mafiosos, en sus relaciones familiares, en su día a día como clase media americana. Todo contado con diálogos vibrantes e ingeniosos, con planos secuencia que dejan boquiabierto. Incluso desaparece la música, elemento narrativo clave en su cine. Es como si quisiera hacernos reflexionar y mostrar que solo hay algo que iguala a ricos y pobres: la muerte. El miedo a la muerte humaniza a estos mafiosos, delincuentes en un sistema que permitió que se constituyesen como capos del crimen organizado
Y como no, al final de todo aparece la religión. El sentimiento de culpa católico ha medrado en todo el cine de Scorsese y su relación amor-odio ha estado presente en casi todas sus películas, aparte de las dos grandes obras sobre religión, La última tentación de Cristo y Silencio. Scorsese es un hombre católico en un mundo donde domina la ética protestante, que diría Marx Webber. ¿No es todo eso, además del dinero, lo que sustenta a la mafia en Estados Unidos?