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El monstruo invisible: el cortometraje de los hermanos Fesser contra la desnutrición crónica

820 millones de personas sufren en todo el mundo "el hambre invisible"

© MARINA BETETE-ACCIÓN CONTRA EL HAMBREIMG_20190226_231611_2

Madrid

Primero fue Binta y la gran idea, el cortometraje que en 2007 fue candidato al Oscar. Luego, en 2015, llegó Bienvenidos y ahora la trilogía de cortos de los Fesser se cierra con El monstruo invisible. Los tres cuentan historias de infancia, de pobreza y de injusticia social en distintas partes del mundo. Binta y la gran idea, dirigida por Javier Fesser, se rodó en Senegal con el apoyo de UNICEF y narraba la historia de una niña que deseaba estudiar. Bienvenidos, nuevamente dirigida por Javier Fesser, con un guion coescrito con su hermano Guillermo, contaba con el apoyo de la Organización de Estados Iberoamericanos y transcurría en una escuela de los Andes peruanos en donde, por primera vez, llegaba una conexión a Internet.

El monstruo invisible, que ahora se presenta coincidiendo con el Día Universal del niño, ha sido dirigido por los dos hermanos, Javier y Guillermo, y llega de la mano de la ONG Acción contra el hambre. La historia nos traslada a un vertedero de Filipinas en donde unos niños malviven y sufren de desnutrición crónica.

El monstruo invisible: el cortometraje de los hermanos Fesser contra la desnutrición crónica

“Es muy difícil poner una cámara delante de un niño recogiendo basura y comiéndose huesos de pollo asquerosos al lado de jeringuillas que vienen de un hospital”, nos cuenta Guillermo Fesser. “Te dan ganas de decir corten, coger al chaval y llevártelo a comer pollo a un restaurante y, sin embargo, sabes que rodar la película puede ser el inicio de la solución". 

El cortometraje se rodó el año pasado en Filipinas, en Mindanao. Un país en donde el 34,4 % de los niños y niñas menores de 5 años, casi 4 millones, sufren desnutrición crónica. Los efectos del “hambre invisible”, como también se llama a la desnutrición crónica, no son tan evidentes como desnutrición aguda, pero su efecto es devastador porque afecta al desarrollo neurocognitivo de los más pequeños.

© JAVIER FESSER HambreInvisible5

El protagonista del corto es Aminodin, un chaval de 10 años que no sabe leer ni escribir. No ha ido al colegio porque tiene que conseguir dinero para su familia y trabaja en el vertedero recogiendo residuos que luego vende como puede. “Estuvimos tres semanas en Filipinas recorriendo el país y conociendo personajes. Luego, utilizando muchas de estas historias, fuimos elaborando el guion”, nos cuenta Guillermo Fesser.

El cortometraje, a pesar de lo duro del tema, tiene un planteamiento amable. “La ficción emociona”, sostiene Guillemo Fesser. “Queremos que la película la vean los niños en sus colegios”, explica. Javier Fesser afirma que en el corto hay una mirada luminosa y positiva porque “la vida tiene muchas perspectivas y el humor es una de ellas. Todo lo que se ve lo hemos extraído de la realidad. El humor genera empatía y los protagonistas son niños a los que, a pesar del día a día que les toca vivirt, también les gusta jugar y hacer gamberradas. Es una historia sobre la infancia y cómo se sale adelante.”, dice.

© JAVIER FESSER HambreInvisible3

No es la primera vez que los hermanos Fesser trabajan juntos en el cine. “Yo he colaborado con Javier como guionista desde el principio. Primero en El milagro de P. Tinto, luego en las películas de Mortadelo y Filemón. Cándida me tocó dirigirla a mí, porque me apetecía y además era un tema muy personal. Medio en broma, medio en serio yo le decía a Javier: ¿Por qué no dirigimos algo juntos?, pero nunca surgía la oportunidad hasta ahora”, recuerda Guillermo Fesser. “Rodar con Javier ha sido, por un lado, una satisfacción profesional porque trabajar con alguien que sabe tanto de cine es gloria bendita, pero, además, resultó una experiencia personal muy interesante porque trabajar con tu hermano no es tan fácil. Ha sido un encuentro afectivo muy bonito e interesante”, concluye.

Javier Fesser está terminando estos días el rodaje de su nueva película, Historias lamentables, mientras que Guillermo tiene entre manos un nuevo proyecto cinematográfico. “Sería contar la vida de un camarero ecuatoriano que lleva 55 años trabajando en el Oyster bar de La Estación central de Nueva York. Se trata de un homenaje a su vida. Una especie de Cándida, pero en Nueva York. Estoy trabajando en la historia y espero que no tardemos mucho para llevarla al cine”, nos cuenta.

Pero de momento toca hablar de El monstruo invisible, llevar el cortometraje por todo el mundo, pero sobre todo que se vea en colegios e institutos. "Binta y la gran idea, apunta Guillermo Fesser, formaba parte del plan de enseñanza en Australia". Lo más importante es que no se olvide nunca que hay niños y adultos que comen y viven de la basura y que sufren un hambre silenciosa: la desnutrición crónica.

Elio Castro

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...

 
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