'El traidor', la mafia también tiene su código de honor
Marco Bellocchio sigue en forma con una cinta, a medio camino entre el biopic, el drama familiar y el thriller judicial, sobre el primer mafioso de la Cosa Nostra que rompió la omertá y el juez Falcone
NaN:NaN:NaN
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1575575971071/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
A sus 80 años, Marco Bellocchio es uno de los directores mas radicales del cine italiano, que ha jugado a mezclar personajes luchando contra los privilegios burgueses, la familia o la política reciente Italiana con cierto barroquismo. Nos contó el secuestro de Aldo Moro y algunos episodios históricos más. Ahora se centra en la mafia. En un caso concreto. Y es que en ‘El traidor’ relata la vida de quien fue el primer ‘soplón’ de la mafia en Sicilia durante los años 80.
Tommaso Buscetta, miembro de la Cosa Nostra, huye de su país para ocultarse en Brasil. Durante este tiempo, los ajustes de cuentas se suceden en Italia y su familia es aniquilada. Una vez detenido y extraditado, toma una decisión que cambiará la historia de la mafia: reunirse con el juez Falcone y traicionar el juramento realizado a la Cosa Nostra. Pierfrancesco Favino, cuyo rostro es conocido por Romanzo Criminale o por Suburra se convierte en este mafioso con código de honor, el primer individuo que rompe la omertá.
Pero más allá de la Cosa Nostra, nos encontramos a personajes claves como el juez Giovanni Falcone, asesinado por la mafia, y el político Giulio Andreotti en una escena que parece una venganza: con los pantalones bajados y sentado n la taza del váter.
A medio camino entre el biopic, el drama familiar y el thriller judicial, Bellocchio rueda con maestría las escenas donde Falcone y Buscetta conversan y colaboran, y con mucha ironía un macrojuicio histórico, conocido como 'Maxiproceso de Palermo', con más de 1.400 imputados que rozó lo absurdo. Son escenas largas, tan ruidosas como el propio espectáculo judicial, y donde la palabras –los insultos y bufidos– son tan importantes como los gestos y el hecho de mirarse a la cara.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...