"La salud mental es la gran olvidada de la sanidad"
Infravalorar algunos trastornos y exagerar otros suele venir por la desinformación y el rechazo social hacia estas patologías
Madrid
Una de las películas más taquilleras de este año ha sido Joker, la historia de un hombre con un trastorno mental que es olvidado y rechazado por el mundo. Esto provoca que se convierta en una mezcla entre asesino en serie y héroe social. Aunque esta historia perpetúa el estereotipo violento de ciertas enfermedades mentales hay algo que sí refleja a la perfección: la salud mental no recibe la contribución necesaria. Uno de los momentos más relevantes ocurre cuando su psicóloga le dice a Arthur Fleck que ya no va a acudir más a terapia por los recortes del Gobierno.
Ana Cabadas, psicóloga de la Fundación AMAI-TLP, afirma que “la salud mental es el gran olvidado de la sanidad” porque es el sector que “menos recursos tiene”, pero que el problema del rechazo de los trastornos mentales también radica en la desinformación: “Para superar el estigma, lo fundamental es la información y la inversión en recursos para los tratamientos”.
El trabajo de Cabadas es ayudar a convivir a las personas con Trastorno de Límite de Personalidad para manejar sus emociones e impulsos, como es el caso de Ainhoa González, que acude a la fundación desde hace años. Su vida cambió cuando admitió su patología, y sabe que “lo más importante es cuando te das cuenta y asumes que tienes algo, que algo está pasando, no es que todo te vaya mal”. Para González, este diagnóstico fue “un antes y un después” en su vida, y para su familia de una manera u otra, también: “Desde el entorno hay impotencia y desesperación (…) porque te quieren ayudar, quieren estar ahí y no saben cómo”.
Según la Real Academia Española, estigma significa desdoro, afrenta o mala fama. En algunas ocasiones, este estigma se extrapola a la sociedad, haciendo que las personas con ciertas condiciones sean rechazadas por estar fuera de las normas culturales establecidas, como es el caso de los trastornos de salud mental. Según Lara Sosa, enfermera de Mentalia Salud, esta estigmatización viene dada porque “las personas no hablan de la salud mental en su día a día”, por lo que es “un tema bastante desconocido” y puntualiza que “falta abrir el tema, que es un poco tabú pero que son enfermedades tratables como una hipertensión o una diabetes”.
Esta discriminación, por la que se vincula a las personas con salud mental como irresponsables, violentas o incapaces, hace que los propios pacientes se estigmaticen a sí mismos, como bien explica la psicóloga Natalia Ghezzi, compañera de Sosa en el centro Mentalia en el municipio madrileño de Guadarrama: “Si tú sabes que la sociedad ve de forma negativa un trastorno mental, va a ser muy complicado que se asuma abiertamente, se verbalice y se viva de una forma normal cuando no te lo permiten. Se vive con muchísima vergüenza, y hasta que se llega a un diagnóstico la persona se ha visto muy perjudicada y se ha dañado a sí misma”.
Aún con todo esto, hay pacientes que animan a otros a pedir ayuda para llevar su día a día de la mejor manera posible. Es el caso de Fernando Rojas, un enfermo de esquizofrenia que quiere que otros “no se pongan una cruz” por tener una causa como la suya, y aclara que ellos “no son peligrosos”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) precisa que el estigma por razón de salud mental es un problema global, y la lucha para erradicarlo tiene que ser una prioridad en cualquier sociedad democrática y libre. Además, advierte que el 9% de la población española tiene algún tipo de problema de salud mental, y el 25% lo tendrá a lo largo de su vida.