"Solo quiero salir de este infierno": El drama de una madre afgana en el mayor campo de refugiados de la UE
En Moria, en la isla de Lesbos, viven ahora mismo casi 20.000 personas hacinadas, que amanecen con solo 6 grados de temperatura, con niños helados bajo precarias condiciones
"Están desesperados, viviendo en condiciones completamente miserables", declara a la SER Ihab Abassi, coordinador adjunto de MSF
Moria, la gran vergüenza de Europa
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Lesbos
Moria, la gran vergüenza de Europa, que sigue permitiendo 5 años después de la llamada crisis de los refugiados de 2015 que hoy los que necesitan un refugio para sus hijos estén sufriendo aun más por el abandono del gobierno griego y de las autoridades de la UE.
Esta mañana, en ‘Hoy por Hoy’ hemos ido hasta el mayor campo de refugiados en suelo comunitario, donde viven ahora mismo casi 20.000 personas hacinadas, que amanecen con solo 6 grados de temperatura, con niños helados bajo precarias condiciones.
El sol empieza desde primera hora de la mañana a iluminar ese campo lleno de tiendas de campaña y chozas de plástico. Hace una mañana muy clara y desde allí se ve perfectamente la silueta de las costas de Turquía. Lo que llama la atención cuando el campo despierta es el sonido de las toses de los niños, sus voces quejosas para dirigirse a la cola del reparto del desayuno que sigue ahora mismo en la zona de los olivos. Fuera se puede ver la escena de un hombre tumbado en el suelo con su mujer enferma y los dos niños desesperados mirándolos. Se acaban de levantar y llevaba a su mujer arrastrándola por lo débil que está hasta la zona de la clínica de Médicos Sin Fronteras.
"Es la peor situación que he visto nunca en esta isla"
Allí, Ihab Abassi, coordinador adjunto de MSF desde hace 5 años aquí en Lesbos definía contundentemente la situación lamentable de este lugar.
“Están desesperados, viviendo en condiciones completamente miserables. Falta de duchas, de agua caliente o de electricidad. Diría que es la peor situación que he visto nunca en esta isla”, explica Ihab.
Solo a esta isla han llegado en el último año más de 27.000 personas. Grecia es de nuevo la principal puerta de entrada a Europa para refugiados y migrantes. Moria que era un centro de tránsito en 2015 donde entraban seis mil o siete mil personas diarias que salían a los pocos días es ahora un lugar para abandonar a estas personas.
“Es una crisis creada por el hombre de manera deliberada. Esto podría evitarse, pero hay una grave negligencia del Gobierno griego, por parte de los responsables políticos de la UE, que hacen que estas personas sufran más y más, y lo hacen esperando que así puedan evitar que otros puedan venir a Europa”, añade Ihab Abassi.
En la clínica de MSF atienden cada vez más casos graves de problemas psicológicos y siguen atendiendo a decenas de niños y jóvenes que tratan de suicidarse desesperados con las pésimas condiciones que tienen aquí sin fecha de salida.
"No puedo ni siquiera dejar que mis hijos vayan solos al baño"
Recorriendo las colinas por las que corren aguas fecales, donde se acumula la basura, donde algunos afganos han sido capaces de construir hornos de barro en el suelo donde hacen el pan típico de su país escuchamos muchas historias de sufrimiento , eso sí rodeados de más niños que nunca.
“Aquí no puedo ni siquiera dejar que mis hijos vayan solos al baño porque tengo miedo de que les pase algo, sobre todo a mi hija de 13 años discapacitada, que la violen como he escuchado que le ha pasado a otras mujeres y niñas”. Es la historia de Saleja, una madre sola, con 4 hijos a su cargo, y que lo único que desea es buscar un lugar seguro para ellos. Una madre que asegura que le da igual en Grecia o en otro país, que lo único que quiere es "salir de este infierno". Saleja señala que lleva aquí 40 días y que atrás en Afganistán dejó a mucha familia y que su marido la abandonó, ya que no podía seguir viviendo allí con la guerra.
En Moria todo son problemas dice esta mujer de 70 años, con la cara plagada de arrugas de un vida cargada de sufrimientos, y explica emocionada que tiene miedo a lo que le pueda pasar a su hija y que antes vivió unas semanas en la jungla, como llaman a la parte exterior de Moria donde las tiendas se acumulan debajo de los olivos.
Son solo dos de las voces entre miles de personas que esperan desde hace semanas que la UE vuelva a mirar hacia ellos y les ofrezca una solución más allá de la ignorancia y la indiferencia. Miles de personas que esperan poder abandonar un infierno ante el que las autoridades parecen no tener solución