Fuel Fandango: "Necesitamos volver al origen para sobrevivir al exceso de modernidad"
El dúo presenta su cuarto disco "Origen" con homenajes al baile y a la percusión
Madrid
Cuando los componentes de Fuel Fandango, Ale Acosta y Cristina Manjón -Nita-, finalizaron la exitosa gira de su anterior disco, Aurora, sintieron un vacío difícil de explicar. Necesitaban silencio, ir despacio, el bosque, curar la grieta, parar la ciudad, visitar lugares físicos y emocionales, reconciliarse con el mundo.
“No tenía nada que expresar así que me fui de viaje sola a Cuba, suelo hacerlo cuando necesito inspiración y desconectar de todo, me encanta viajar”, explica Nita. Se dedicó a vivir la cultura del país, leer novelas y mucha poesía, latinoamericana y de realismo mágico -un género que le encanta-, y comenzaron a brotar las ideas. Ale Acosta también emprendió sus propios viajes “en busca de nuevas sonoridades que fueran capaces de sobreponerse al mundanal ruido”. Escuchar para escucharse. La búsqueda personal como remedio colectivo. Investigar, curiosear, prueba y error para el acierto. Vivir y contarlo, la vida hecha canción.
De estas nuevas experiencias conjuntas, de sus viajes a África, de la investigación, de la interacción atenta con el otro, lo aprendido a lo largo de los años, de las emociones, nace su disco más ambicioso y redondo, el cuarto de estudio: “Origen”. Un trabajo íntegramente en castellano que tiene un concepto claro: “ese origen tiene que ver con volver a nuestras raíces para sobrevivir a la cotidianidad que nos arrasa”.
“Mirar más al cielo, a la naturaleza, para encontrar la felicidad robada”. Volver al principio para evolucionar o más bien, para no retroceder. “La naturaleza siempre ha estado presente pero ahora es aún más protagonista. Reflexionamos sobre el metacapitalismo que nos lleva a un sitio donde no queremos estar”.
También vuelven al origen en lo musical, incorporando sonidos de África. “Queríamos recoger ese concepto de origen en las percusiones, que ocupan un espacio central en el álbum y que se suman a nuestra identidad flamenca y electrónica”, dice Ale que ha producido el trabajo esta vez con la ayuda de Paco Salazar.
"Hay menos rock que en anteriores proyectos pero creo que hemos conseguido un difícil equilibrio entre sonar antiguo y muy moderno a la vez”. Las guitarras españolas desempeñan un papel destacado firmadas por tres de los más grandes del instrumento: Vicente Amigo, Dani de Morón y Rycardo Moreno.
Las descubrimos junto a grabaciones ambientales reales o pedazos de canciones antiguas de flamenco y copla. Voces secundarias que reviven sobre un fondo urbano con alma, entre aires latinoamericanos o en desarrollos de melodías extraordinarias. Todo invita a mover los pies y al mismo tiempo a reflexionar, a detener el tiempo, buscar la luz.
Por su parte, Nita, consolida en el disco su estilo vocal con un punto flamenco y andino que bebe de influencias musicales diversas, alcanzando más registros que nunca. “En Cuba canté mucho, estudio técnica vocal y al final creo que he encontrado mi voz, canto músicas del mundo”.
“Hay un homenaje global al baile, ese elemento tan primitivo y tan necesario. A la mujer como una fuente de vida y a una espiritualidad que tiene que ver con la magia de la creación, no con Dios”. En las canciones demuestran que el contacto con la tierra, la consolidación del “yo” interior, la belleza o la música pueden ser el mejor antídoto contra la agresividad de la actualidad. "Hago música para ayudar y ayudarme", afirma Nita.
Letras y melodías muestran que el futuro también es pasado, que tal vez a la modernidad solo se sobrevive volviendo al origen.
Cada canción, un universo
Adentrarse en los distintos temas del nuevo álbum de Fuel Fandango, es descubrir diferentes universos, el refugio emocional del ritmo. La luz y la oscuridad, el dualismo de la vida, cabalga en cada letra.
Una mujer frágil y poderosa a la vez, resplandece bajo “un manantial de estrellas” en la canción Despertaré. Un tema sobre la infinita capacidad de crear vida y de amar de las mujeres, y que contiene todos los elementos sonoros que definen el trabajo.
Despierta nuestro “corazón dormido”, se siente como “una serpiente rodeando tu cuello”. Entramos en El bosque como un viaje emocional con tres continentes conectados por el cordón umbilical de la música. Elementos de un bosque real, de una isla remota de Filipinas, nos llevan lejos de aquí. El reloj deja de tener importancia: “mi corazón florecerá, erguido sobre la hierba”.
O en la fantasía que dibuja Huracán de flores, el color en contraposición al gris de la gran ciudad. El sonido, más pop, te envuelve y te lleva hasta un piano con el que “abro la puerta a la vida que se asoma”. Allí, “Todo lo oscuro, se volverá jardín”.
¿Estamos solos o más acompañados que nunca? Se lo preguntamos a la brillante guitarra de Vicente Amigo que camina por la hipnótica modernidad flamenca de Estamos solos: “yo soy el tiempo”. “Todo y nada, agua y fuego”. O a la espiritualidad sin etiquetas que se siente en Por la Vereda. La guitarra se funde con la electrónica en un tema con aire celestial a varias revoluciones: “soñar contigo, un paraíso”.
Para sobrevivir al caos de las nuevas junglas, necesitamos Silencio. “Todo va demasiado rápido”. “Yo no necesito del tiempo”. “Que alguien me mire sin decir nada”. Miradas que acompañen más que mil palabras huecas. Una grabación antigua de una fiesta flamenca de Jerez entra y sale sutilmente por los rincones de esta pieza hasta sobresalir en el cierre.
La grieta, el contrapunto del disco, envuelta en unos aires más dramáticos, con un sonido más orgánico, cuerdas y batería, es una oda a la alegría y a la libertad: “quiero cantar, fuerte y gritar”. “Quiero borrar las fronteras, para vivir en paz”.
Cantar para respirar. O bailar para conectar con el origen como sucede en Mi danza, un pegadizo hit, homenaje a este arte, que te libera de las cadenas. El ritmo brasileño frenético, de funk carioca, se completa con las manos galácticas de Dani de Morón que parece tocar la guitarra flamenca del futuro. La diversión, el movimiento, nos conectan con lo que fuimos: “deja que la vida brote donde menos te lo esperas”, “deja que vuelva al origen y que desaparezca el miedo”.
Un cajón flamenco guía nuestros pasos para poner los miedos Contra la pared, quitarnos el velo de la cara, salir al mundo y corear: “ya podéis empezar a correr”.
En su conjunto, el último trabajo de Fuel Fandango, Origen, llena vacíos, silencia monstruos. Nos recuerda que la música, desde hace siglos, encarna la esperanza. Despacio, como reza otra de las canciones -con una estructura fuera de lo común, samples urbanos y la hermosa guitarra de Rycardo Moreno-, la ira se transforma en “pájaro negro”. Vuela hasta el otro lado del océano, al origen, en busca de la sensación más hermosa: el amor.
Laura Piñero
Cartagena (1985) Periodista de la SER desde 2009. Ha pasado por Hoy por Hoy, A vivir Madrid y actualmente...