Aristóteles y el coronavirus
Madrid
¿Y si resulta que el famoso coronavirus lo han creado en un laboratorio? ¿Y si el objetivo final de la epidemia fuera reducir la población china? ¿Y si el virus está en la sopa de murciélago? No sigo porque si no alguien se acabará asustando, pero esos tres que acabo de soltar son sólo algunos de los bulos que circulan a propósito de esta enfermedad. Pero con una diferencia sustancial respecto a episodios anteriores: que la pujanza de las redes sociales, la conexión global, inmediata, a todos los niveles, ha creado la mejor autopista para que circule el virus más dañino de todos que es el del miedo.
Otra cosa es la acusación, muy seria, por cierto, que ha lanzado hoy mismo el gobierno chino contra Estados Unidos, al que responsabiliza de generar el pánico a nivel mundial. Y otra cosa, a considerar también, es el tirón de orejas que ha dado la propia OMS a los que aplican medidas como restringir el tráfico aéreo que no tienen -según este organismo- ninguna justificación.
En fin, llegados a este punto, cabe preguntarse también por nuestro papel, por el de los medios. Y apelar a aquella reflexión de Aristóteles según la cual “la virtud está siempre en el término medio”. Aunque yo me permito hacerla extensiva también a los ciudadanos apelando a su capacidad crítica y a su sentido común. Porque si vamos contando todos los detalles como si fuera el Carrusel es que somos alarmistas, pero si bajamos el pistón es que estamos ocultando algo. Resumiendo: que ya me gustaría a mí ver a Aristóteles en este fregao.