¿Detectives de mierda?

Madrid

La localidad salmantina de Santa Marta de Tormes ha contratado a dos detectives privados durante el mes de febrero para investigar a los vecinos que no recogen la mierda de sus perros, cosa a la que obliga la buena educación y la ordenanza municipal. Recopilarán pruebas y datos que permitirán identificar a quienes serán sancionados. Algo semejante hicieron recientemente en otro pueblo salmantino, Carbajosa de la Sagrada, al parecer, con éxito.

A mí, cualquier medida contra estos ciudadanos guarros me parece estupenda. Esos individuos que pondrían el grito en el cielo si vieran cagar a un niño en el parque o quizás estén haciendo acopio de mascarillas para protegerse del improbable coronavirus, pero que, sin embargo, esparcen la mierda de sus animales en la calle como si fuera maná. Solo tengo dos dudas. Una, sobre la capacidad de estos detectives privados para actuar como agentes públicos y sobre la necesidad de contratarlos habiendo policías municipales. Y la segunda, sobre la condición humana de algunos que, refractarios a las numerosas campañas de concienciación, sólo parecen entender el lenguaje de las multas, como si tuvieran su conciencia ciudadana alojada en el bolsillo.