El duende oscuro de Pony Bravo
La banda sevillana expone su cuarto disco 'Gurú' en la sala But de Madrid
Madrid
Con la mítica escena final de El planeta de los simios de 1968 se presentaron los Pony Bravo en la sala But de Madrid. Eso sí, con una sutil variación donde Charlton Heston se maldecía esta vez ante la Torre del Oro de Sevilla. A su vez la máquina de humo envolvía todo el escenario donde minutos después el cuarteto sevillano haría un breve –pero intenso– repaso a más de una década de canciones de humor surrealista y experimentación sonora que les ha convertido en una de las grandes referencias de las escena musical, no solo de Andalucía, sino de nuestro país.
Así sacaba pecho Pony Bravo ante un público que llevaba esperando con ansias su paso por la capital para presentar Gurú (que se publicó hace poco más de un año) donde exponen un revuelo de temas que se acercan al lo-fi, kraut rock e incluso con ritmos afro-funk. Las raíces andaluzas son importantísimas para la banda, de hecho iniciaron el show con versos de la canción En el lago de Triana. Pumare-ho! de su excelso Un gramo de fe (2010) le siguió hasta que se plantaron, nada más arrancar, con uno de sus temazos: Noche de setas. También de su segundo disco. Ya era inevitable que para esas alturas, el público que aún permaneciese obnubilado no se arrancase con el contoneo de ritmos que siguen al conocido estribillo que dice aquello de "una mala noche de setas / la tiene cualquiera".
En la víspera del día de Andalucía, Pony Bravo seguía inmortalizando a personajes relevantes de la cultura de su tierra, como hicieron a continuación con Ninja de fuego y El rayo de Manolo Caracol. Todo ello con su particular revisión, como con el hitazo Loca mente de La Grecas. Este, de Gurú (2018), aunque no era el tema de este disco que los sevillanos colaban en el setlist ya que ya había sonado Relax y Rolex y La yerba mala.
Mientras Daniel Alonso cantaba las sutiles letras del grupo, Pablo Peña y Darío del Moral iban jugando entre sí con el bajo y la guitarra. Como también hacía Javier Rivera que según qué tema iba intercalando los samples y la batería. Un ir y venir que hacía más provocativa la puesta de escena de la banda, como los visuales que adornaban el fondo del escenario. De hecho, cuando tocaron Casi nazi, se pudieron ver imágenes de Franco besando a Santiago Abascal y Rocío Monasterio o el icónico abrazo de coalición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en una postal donde les rodeaban cientos de soldados nazis.
El rush final fue vertiginoso con Errores son horrores, la siempre bailable El político neoliberal y Mi DNI, una gran definición cantada por Pablo de cómo es sumergirte –desde el escalón más bajo– dentro de la escena musical española. La historia de Rey Boabdil llorando por la Alhambra en la feria de Abril y La rave de Dios fueron la antesala a unos bises que remataron con Zambra de Guantánamo, Ibitza y el grito feminista Totomami: "ole tu coño / admiro tu valor / dame amor". Un repaso eterno a esta rara avis que hace que Pony Bravo sea una de las más inclasificables y a la vez seductoras bandas que verás encima de un escenario.
Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER y forma parte del programa de música indie 'Fuego y Chinchetas'....