'El hombre invisible', un mito moderno
El protagonista creado por H.G. Wells es uno de los personajes de terror más reconocibles de la literatura clásica
Un libro una hora: El hombre invisible (15/03/2020)
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Herbert George Wells (1866-1946) será recordado por sus novelas de ciencia ficción como 'La máquina del tiempo', 'La guerra de los mundos', 'La isla del doctor Moreau' o 'El hombre invisible' (de hecho un cráter del lado oscuro de la luna lleva su nombre).
Sin embargo fue toda su vida un izquierdista convencido, un reconocido crítico social con visión de futuro, incluso profético, que dedicó sus talentos literarios al desarrollo de una visión progresista a escala global.
Su primera novela 'La máquina del tiempo' de 1895, trataba fundamentalmente sobre la lucha de clases. Criticó la hipocresía y la rigidez de la época victoriana, así como el imperialismo británico y en su novela 'Ana Verónica', de 1909, se adelantó a lo que serían los movimientos de liberación femeninos. Wells estaba convencido de que la especie humana podría ser mejorada gracias a la ciencia y a la educación.
'El hombre invisible', una novela de acción que no da respiro
'El hombre invisible' se publicó por primera vez en 1897 y se ha convertido en una especie de mito moderno. Es una novela de acción, divertida y emocionante que no da un respiro y que plantea preguntas muy interesantes sobre la ética de la tecnología moderna. Es un libro extremadamente profundo, plagado de valores éticos y con una dura crítica a la cuestión ciencia-moral donde se plantea el peligro que conlleva emplear, sin pizca de ética, los avances científicos y donde podemos ver con claridad las nefastas consecuencias del abuso de tal poder. Una de las preguntas esenciales es si el ser humano es capaz de dominar la ciencia sin perder parte de su moral o educación por el camino.
Más información
'El hombre invisible' es uno de los personajes de terror más reconocibles de la literatura clásica. Ha sido objeto de múltiples adaptaciones al cine y a otros medios. Desde la primera adaptación de James Whale para Universal Pictures en 1933, a su última versión que se ha estrenado este mes de febrero, protagonizada por Elisabeth Moss, el mito del hombre invisible es fuente constante de referencias en la cultura popular.
Desde siempre, inspira más miedo aquello que no vemos que lo que sí podemos ver. Un espía, un asesino invisible, alguien que ni siquiera arrastra sombra… Un ser que es capaz de observarnos y acabar con nosotros antes de que podamos darnos cuenta de qué nos ha golpeado. Tal es el temor capaz de inspirar un hombre invisible. Y es con lo que Wells jugó en su obra, en la línea de grandes retratos literarios de científicos locos que se remonta al Victor Frankenstein de Mary Shelley, el prototipo del hombre que se aísla de sus iguales para seguir un ambicioso proyecto y, en el proceso, pierde su humanidad, desatando fuerzas que no puede entender ni controlar.
Un hombre al desnudo, despojado de cualquier tipo de maquillaje social
Para Wells, la invisibilidad simboliza el funcionamiento de una impersonal, descentralizada y, en opinión de Wells, peligrosamente caótica economía de mercado, que no respeta los dictados ni de los lazos comunitarios tradicionales ni de las autoridades públicas establecidas.
En la práctica, lo más importante del protagonista es su mano invisible. En su 'La riqueza de las naciones', Adam Smith había argumentado que en una economía de mercado no intervenida, una mano invisible guía las acciones egoístas de los empresarios para bien de la comunidad en su conjunto.
Porque más que invisible, H.G. Wells presenta a un hombre al desnudo, despojado de cualquier tipo de maquillaje social que camufle su condición. El hombre invisible es cruel, despiadado, agresivo. Por eso da miedo, porque nos describe por lo que somos, sin colorantes ni edulcorantes, como animales, de una forma tan cruda como fidedigna e inquietante.