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El confinamiento de Carlos Boyero y Rodrigo Cortés

No es la primera vez que están encerrados, ambos ya se quedaron atrapados en un ascensor con Carles Francino

El confinamiento de Carlos Boyero y Rodrigo Cortés

El confinamiento de Carlos Boyero y Rodrigo Cortés

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Madrid

La semana pasada ya hablamos con Carlos Boyero desde su casa. Y es que la normalidad acabó para él el 5 de marzo, que fue el último día que pudo ir a ‘El País’ para escribir sobre cine. Desde entonces, y como hacemos todos, está recluido en su casa “esperando que estas tardes terminen algún día”.

Nos cuenta que desde su ventana ve “los tejados de Madrid y nadie en la calle”, y es que vive un ático con terraza que, antes de todo esto, rara vez utilizaba. Desde ahí arriba vio ayer como el dueño de un perro no recogió los excrementos de su mascota: “Me puse a dar gritos porque me parece detestable”. No sabe si con su acción logró que el amo del animal solventara su error, pero lo que sí que sabe es que “por lo menos pasó un poco de vergüenza, suponiendo que la tuviera”.

El pasado miércoles también nos contó que está acostumbrado a hacer todas sus comidas fuera de casa. Desayuna, almuerza y cena en bares y restaurantes. Unos locales que ahora se encuentran cerrados. Nos ha dicho que ahora la comida se la llevan a casa algunos amigos y vecinos, porque “de eso se trata, de echarnos todos una mano”. También le instalaron un microondas, aunque confiesa que tiene sus problemas el aparato porque no quiere “que explote la casa”.

Y lo del microondas no ha sido lo más especial que le ha ocurrido a nuestro crítico estos días, sino“volver a recibir llamadas de gente de la que la vida te separa”. Se muestra muy agradecido por esto, y es que, en lo que llevamos de confinamiento, ha recibido llamadas de gente de la que no sabía nada desde hace mucho tiempo: “Estoy agradecido de que me quieran o me hayan querido”.

Se refugia en el cine y la lectura

A pesar de esto, se le está haciendo largo: “Las 24 horas son muchas y no puedes dormir todo el rato”. Nos dice que no está viendo ninguna serie, sino que se está centrando en el cine, redescubriendo joyas como algunas películas mudas de Charles Chaplin o Buster Keaton.

También se ha refugiado en la lectura, nos ha contado que en cuanto se acabe ‘Otra vida por vivir’ de Theodor Kallifatides, va a redescubrir sus dos novelas favoritas: ‘Rojo y negro’ y ‘Madame Bovary’.

Seguro que a Boyero no es el único que este confinamiento en casa ya se les está haciendo largo. Y el cine está siendo uno de los escapes de muchos para afrontar esta situación.

En el año 2010, Rodrigo Cortés estrenó ‘Buried (Enterrado)’, una película que transcurre íntegramente dentro de un ataúd, con su protagonista, Ryan Reynolds, enterrado vivo en su interior sin más recursos que su móvil y un mechero.

El director ha participado esta parte en ‘La Ventana del cine’ para contarnos cómo está siendo su particular encierro, aunque aclara que “lo que le pasaba a Ryan Reynolds no era exactamente una cuarentena”. Bromea diciendo que “si lo hubiera enterrado ahora le hubiera dado también una solución hidroalcohólica”.

Sobre cómo está viviendo la situación nos dice que no encuentra muchas diferencias: “Estoy haciendo lo que hacía antes, que es trabajar”. Y ha recordado que ya tuvo su encierro particular junto con Francino y Boyero cuando se quedaron atrapados en un ascensor en Valladolid hace unos años.

Atrapados en un ascensor con Francino

Boyero cuenta que tuvo la sensación de que estuvieron semanas allí, mientras que Cortés se queda con las miradas de sus acompañantes de encierro “Me miraban a mi pensando que era carne aprovechable llegado el momento”.

Sobre cómo se rodó ‘Buried’ nos dice que hubo un momento en que llegaron a enterrar vivo a Ryan Reynolds de verdad para rodarlo todo a través de un cristal: “Su angustia tenía muy poco de fingida”. Algo que no ha gustado mucho a Francino, que nos ha confesado que su pesadilla recurrente es que lo entierren vivo.

Rodrigo Cortés nos ha dicho que no está viendo demasiado cine para hacer frente a estos días, aunque nos ha contado que le llama la atención “la gente que ha conseguido en 3 días ver 15 series de Netflix como gran acto de supervivencia del ser humano”.

 
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