Woody Allen ajusta cuentas en sus memorias y se defiende de todas las acusaciones
Hemos leído 'A propos the nothing', las memorias de Woody Allen publicadas por sorpresa estos días, después de que su anterior editorial las hubiera censurado
Madrid
Quién iba a pensar que la melancolía acabaría siendo el tono de las memorias de uno de los grandes genios de la comedia: Woody Allen. En A propos the nothing le es imposible al director neoyorquino evadirse o haber bromas ingeniosas, porque todo su esfuerzo en estas memorias radica en defenderse de todas las acusaciones que ha ido recibiendo en su vida, pero en especial la de Mia Farrow.
400 páginas que combinan sus anécdotas de la infancia, su desnudez como cineasta, sus filias y fobias y todas y cada una de sus relaciones amorosas. La editorial Arcade Publishing las ha sacado al mercado literario estadounidense por sorpresa, después de que Hachette -la editorial original con la que Allen tenía el contrato- renunciara a hacerlo tras las quejas de sus trabajadores, también la de su hijo Ronan Farrow. En España llegarán en mayo de la mano de Alizanza Editorial, pero sí puede accederse a la versión en ebook, todavía sin traducir.
En este ensayo, como en sus películas, las más brillantes y las más mediocres, siempre hay algo interesante, vivo y chispeante en lo que cuenta Allen. Pero irremediablemente, todo se traduce a un capítulo. El capítulo. Donde cuenta su relación con Mia Farrow, que duró más de 12 años. La conoció durante la preparación de Zelig, su incursión en la comedia documental. Ella le escribió una carta como fan suya. Después se encontraría en fiestas y eventos, hasta que comenzaron a salir. Dice que siempre vio cosas raras en la relación. "Banderas rojas" las llama. Por ejemplo, tenía tres hijos biológicos y cuatro adoptados.
Sobre el presunto caso de abuso sexual a la hija de la actriz, Dylan Farrow, explica lo siguiente: “Nunca le puse un dedo encima a Dylan, nunca le hice nada que pudiera interpretarse erróneamente como un abuso […]. Mientras Mia había salido de compras, después de explicarles a todos que Dylan tenía que ser vigilada cuidadosamente, todos los niños y las niñeras estaban en el salón viendo la televisión, una habitación llena de gente. No había asiento para mí, así que me senté en el suelo y recliné mi cabeza hacia atrás en el sofá en el regazo de Dylan por un momento. No le hice nada inapropiado”
En realidad e lo que ha dicho en infinidad de ocasiones. Él es inocente. Lo dijo a la policía y lo que reiteró en una entrevista emitida en el año 92, cuando supuestamente ocurrió todo en esa casa de campo de Connecticut. En su momento Allen fue declarado "no culpable" de cargos de abuso ya que el caso nunca fue a juicio ya que las pruebas presentadas por el examen médico no eran concluyentes y el caso se cerró, pero la sombra de la sospecha siempre le ha perseguido. Mia, Dylan y Ronan Farrow siempre han insistido en la culpabilidad de Allen; mientras el director judío se declaraba inocente.
Las acusaciones volvieron con más fuerza con el nacimiento del Me Too y el realizador sufrió una campaña de ataques que hicieron que Amazon incumpliera el contrato para producirle sus próximos filmes y guardara Día de lluvia en Nueva York, que finalmente fue estrenándose en países sueltos. Los actores de esa película renegaron de haber trabajado con Allen y dieron el salario a los movimientos feministas, entre ellos estuvieron Rebeca Hall -que ya había trabajado en más ocasiones con el director- y la joven promesa de Hollywood, Timothée Chalamet.
Con ellos salda cuentas Allen en su biografía: “Los tres protagonistas son actores excelentes y fue un placer trabajar con ellos. Pero Timothée después anunció públicamente que se arrepentía de haber trabajado conmigo y que iba a donar todo su dinero, pero antes le juró a mi hermana que solo lo hacía porque estaba nominado al Oscar y su agente pensaba que si renegaba de mí tendría más posibilidades de ganar”, asegura Allen.
Sobre la otra protagonista de la cinta, Elle Fanning, dice Allen: “Cuando los periodistas la presionaron, tratando de conseguir con dureza que dijera que se arrepentía de haber trabajado conmigo ella les dijo que ni siquiera había nacido cuando las acusaciones tuvieron lugar y que no se había formado una opinión. Una respuesta honesta. Más gente debería haber dicho ‘realmente no conozco todos los hechos, así que debo guardarme mi opinión”.
Otros muchos le han defendido, como Penélope Cruz, Javier Bardem, Scarlett Johanson y Diane Keaton, que además de una de sus musas, fue novia de Allen durante un tiempo, y la encargada de entregarle el premio honorífico Cecil B de Mille.
También le ha apoyado Pedro Almodóvar, a quien el director de Manhattan se lo agradece en este libro. "Debería mencionar a otros que sé que me han defendido públicamente. Ray Liotta, Catherine Deneuve, Charlotte Rampling, Jude Law, Isabelle Huppert, Pedro Almodóvar, Alan Alda y seguro que más de los que no estoy al tanto. Al menos eso espero. Pero gracias a todos ellos, ha sido muy amable por su parte y les aseguro que jamás se avergonzarán de haberlo hecho”. Almodóvar fue el encargado de entregarle el Premio Donostia a su carrera en el Festiva de Cine de San Sebastián.
La dureza se la guarda para el periódico que siempre ha leído, The New York Times. Lamenta que nunca le haya ha dado jamás opción ni a él ni a nadie de su entorno ni de explicarse ni de intentar explicar lo que consideran la verdad. Hillary Clinton, además, rechazó su donación de 50.000 dólares.
CHICAS JÓVENES Y ACTRICES
Woody Allen también se defiende de otras acusaciones que siempre han rodado su vida. Tuvo dos relaciones con actrices menores de edad. Con Stacey Nelkin, con la que salió a pesar de sus 17 años y quien siempre ha defendido a Allen, y con la que escribió el guion de una de sus obras maestras, Manhattan. También con Soon-Yi, hija adoptiva de Mia Farrow, con la que sigue casado y a quién dedica estas memorias.
“Cuando me enamoré de ella, de repente me cayó el sambenito de ser obseso con las chicas jóvenes. A mí me obsesionaban los gánsters, los jugadores de béisbol, los músicos de jazz, y las películas de Bob Hope. Solo un tercio de las mujeres con las que he salido han sido más jóvenes que yo", escribe en sus memorias... "Cuando las cosas se pusieron feas, me preguntaron que si hubiera sabido lo que iba a pasar habría deseado no tener contacto con Soon-Yi. Siempre he respondido que lo volvería a hacer en un santiamén".
Sobre el episodio de las fotos, Allen cambia el tono narrativo y se vuelve menos él, más dolido. "¿Dejé las fotos a propósito a la vista para cortar una relación ya agotada? ¿Inconscientemente quería romper? No. Fue solo el error de un tonto", escribe. Mia Farrow encontró unas fotos de Soon Yi y Wood Allen desnudos cuando ella ya no era la pareja del director.
También aprovecha para explicar que nunca se acostó con una actriz a cambio de un papel, aunque reconoce que muchas de sus parejas han sido actrices importantes de su filmografía, como la ya mencionada Diane Keaton, o Louise Lasser.
RECUERDOS CINÉFILOS
Todos sus líos sexuales cubren los recuerdos dedicados a su cine y a su cinefilia. Wood Allen cuenta cómo levantó sus primeras películas, como conoció a sus mitos. Hitchcock, Bergman, Fellini, Groucho, Chaplin... Con el director sueco hablaba por teléfono: "compartíamos los mismos miedos sobre dónde poner la cámara, y eso que Bergman es el mejor cineasta de la Historia”. Con Fellini también conversó por teléfono: “Me llamó a mi hotel en Roma desde una cabina telefónica cruzando la calle", relata.
Conocido por sus ausencias en las galas de premios, Woody Allen reitera lo que ha contado otras veces, también en esta entrevista en la SER. "Estaba tocando el clarinete, cuando gané los Oscar por Annie Hall, concretamente Jackass Blues, de King Olive. Pero si no hubiera tenido concierto, tampoco habría ido. No me gustan los premios. No creo que lo artístico deba entrar en competición".
EUROPA COMO REFUGIO, EN ESPECIAL ESPAÑA
Nunca ha sido un director de masas para los estadounidenses; sin embargo, siempre ha sido realizador de cabecera en Europa. Quizá por sus influencias y sus referencias literarias, aunque se quite aura de intelectual "No leía libros, piensan que soy intelectual solo por mis gafas, dice en estas memorias. Ahora, en los momentos duros de su carrera, Europa ha sido el continente que ha estrenado su película censurada, Día de lluvia en Nueva York, y España el país en el que ha rodado Rifkin Festival, en San Sebastián.
España también aparece en la biografía. "Oviedo es un pequeño paraíso, con la única mancha de la presencia de un schlemiel (idiota en hebreo) de bronce", comenta divertido volviendo a ese estilo ingenioso de su escritura. Le divierte también que la gente robe las gafas de su estatua una y otra vez. Y recuerda cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias, uno de lo pocos que ha aceptado en su vida. En Oviedo conoció también a Arthur Miller y a los reyes de España, a los que invitó a cenar en su casa de Nueva York.
"¿Cómo resumir mi vida? Tantos errores estúpidos compensados por la suerte. ¿Mi mayor arrepentimiento? Que tenía millones para hacer películas en total libertad y nunca filmé una obra maestra. Si pudiera cambiar mi talento por el de cualquier otra persona, viva o muerta, ¿a quién elegiría? Bud Powell. Aunque Fred Astaire viene poco después. ¿Mi héroe favorito? Shane [Raíces profundas]". Y pese a la nostalgia, siempre hay tiempo para frases geniales, sobre su legado, dice: “Más que vivir en el corazón y la mente del público, prefiero vivir en mi apartamento”.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...