Los 'sanitarios kamikazes' españoles en la portada del New York Times
El diario recoge el vídeo grabado por un médico español sobre la fabricación artesanal de batas con sábanas quirúrgicas y esparadrapo en un hospital de Madrid
Los ‘sanitarios kamikazes’ españoles en la portada del New York Times
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Madrid
Es sólo uno de los múltiples ejemplos de cómo los profesionales sanitarios suplen estos días la falta de medios con imaginación y recurriendo a todo lo que tienen a mano. La imagen que este lunes acabó siendo portada del New York Times, uno de los principales periódicos de todo el mundo, se grabó casi casualmente el pasado 23 de marzo. Unas enfermeras del hospital Quirón Salud Sur Alcorcón (Madrid) comenzaron a improvisar la confección de unas batas de protección en el suelo de un quirófano parado temporalmente. A falta de equipos de protección para sus compañeros, utilizaron las sábanas quirúrgicas que no iban a tener un uso inmediato ante la suspensión provisional del quirófano para destinar todos los recursos a los pacientes de coronavirus.
Cortaron los retales de tela y, a falta de hilo y aguja o máquina de coser, los unieron con esparadrapo. ‘Ni la idea ni la iniciativa es mía, el mérito es del equipo de enfermería del quirófano que intentó buscar una solución a la falta de trajes de protección en ese momento y decidieron usar un material con buenas condiciones de aislamiento e impermeabilidad. Yo ví lo que estaban haciendo mis compañeras, les pedí permiso y lo grabé: Simplemente quise compartir que estábamos trabajando y que esa idea podía resultar de utilidad para otros compañeros que pudieran verlo’, ha contado en La Ventana el autor de ese video, el doctor Alfonso Vidal, jefe de Anestesiología y Reanimación del hospital.
En 30 años de carrera, el doctor Vidal no ha vivido nada similar a esta crisis sanitaria. ‘Estamos trabajando a brazo partido, totalmente volcados en esta emergencia. Lo más parecido que recuerdo fueron los atentados del 11 de marzo y aunque nos volcamos igualmente, la magnitud no tiene nada que ver. Esto es a escala planetaria. Aquí llevamos días sin saber cuántos ni cuándo va a parar esto’.
Estos días no hay horas en el hospital y, a la vuelta a casa, todos retornan con la secreta inquietud de poder contagiar a sus familias. ‘Al principio nuestra sensación al protegernos era intentar evitar contagiarnos, ahora es inevitable que nos asalten las dudas sobre si no seremos nosotros un posible agente de riesgo para los nuestros’