La tienes que ver: cuatro clásicos para rescatar este fin de semana
El equipo de 'El Cine en la SER' elige cuatro películas para hacer más llevadero el confinamiento
Madrid
Siempre que alguno de tus amigos o familiares ve una serie o una película que le entusiasma, la frase es la misma: ¡La tienes que ver! Nosotros trasladamos ese boca-oreja de recomendaciones a una sección en el programa con grandes películas del cine clásico y títulos clave de los 80 y los 90. En estas semanas iremos proponiendo cintas que nos encantan para que las podáis disfrutar en casa:
El demonio de las armas (Joseph Lewis) - Filmin
‘El demonio de las armas’, dirigida en 1950 por Joseph Lewis, nació como una serie B de relleno de programación pero se ha convertido en una película de culto que hoy en día se estudia en las escuelas de cine. De hecho es una de esas películas que permite cuestionarnos la diferencia entre films de serie A y de serie B. Cuenta la historia de una pareja a la que les une su pasión por las armas. Él es un soldado que regresa a casa y ella trabaja como tiradora en un circo. Se conocen, se enamoran y juntos deciden dedicarse a atracar bancos convirtiéndose pronto en los delincuentes más buscados del país.
‘El demonio de las armas’ es la combinación perfecta entre cine negro, historia de amor y un complejo estudio de personajes. Una película que es un claro precedente de ‘Bonnie y Clyde’ y del estilo narrativo que adoptaría la Nouvelle Vague francesa. Los protagonistas son dos actores de esos que hemos visto en otras muchas películas pero que pocos recuerdan sus nombres: John Dall y Peggy Cummins. Esta última crea en la película una de las mujeres fatales más apasionantes del cine americano.
El director Joseph Lewis es uno de esos ilustres semidesconocidos del cine que también aportaron su granito de arena al arte cinematográfico. Su domino de la cámara y del suspense hacen que en muchos momentos su trabajo nada tenga que envidiar al mejor Alfred Hitchcock. Toda la película avanza en un crescendo cada vez más dramático y hay una escena en particular de auténtico maestro: El atraco a un banco en el que la cámara no abandona el asiento trasero de un coche, lugar desde el que vemos todos los sucesos, a cada cual más sorprendente. Solo por esa escena ‘El demonio de las armas’ merece ser considerada una gran película y lo mejor de todo es que, 70 años después de su estreno, el film no ha perdido ni una sola gota ni de su fuerza ni de su vigor narrativo.
La trilogía de la caballería de John Ford - TCM y Filmin
La trilogía de la caballería de John Ford es una ventana de aire fresco y limpio en estos días de confinamiento. Fort Apache, La legión invencible y Río Grande fueron estrenadas entre 1948 y 1950. No son, aunque pueda parecerlo en una visión superficial, películas épicas que glorifican el mundo militar.
Fort Apache, por ejemplo, es la historia de la derrota de un regimiento de caballería a manos de los indios. Una masacre debida a la prepotencia, la arrogancia, las ansias de gloria y el desprecio que siente por los apaches el militar que interpreta Henry Fonda. En la película John Ford nos muestra lo que realmente ocurrió y la leyenda que se creó. “Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda”, diría años después el editor del periódico que vemos en El hombre que mató a Liberty Valance. Pero Ford no nos escatima la verdad.
La legión invencible habla de una misión fracasada. El capitán Nathan Cutting Brittles que interpreta John Wayne no puede cumplir las órdenes que le encomiendan en la que va a ser su última patrulla antes de su jubilación. Es un film con un trasfondo de profunda tristeza y nostalgia que habla del implacable paso del tiempo. La escena en la que los soldados regalan un reloj a su capitán con la inscripción “por si nos olvidamos” es de una sobriedad y una emoción sobrecogedora.
Río Grande habla de uno de los temas favoritos de Ford, la reconciliación nacional después de la Guerra Civil americana. Es algo que está presente de forma tangencial en Fort apache y que vemos también en La legión invencible, sobre todo en la escena del entierro del soldado Smith, en realidad Rome Clay General brigadier de los Estados Confederados, al que se le rinden honores militares.
Río Grande es una historia de padres e hijos y de un matrimonio roto que, después de mucho tiempo, se vuelve a unir. John Wayne es en esta ocasión el coronel Yorke que combate a los indios cerca de la frontera de México. Un día llega al regimiento su hijo al que no ve desde hace años y que acaba de alistarse. Al poco tiempo también aparece su mujer, interpretada por Maureen O’Hara, la heroína por excelencia del cine de John Ford, de la que el coronel está separado desde que terminó la guerra de Secesión.
En Río Grande hay acción, luchas contra los indios, pero como en casi todo el cine de John Ford encontramos bellos momentos musicales. En Fort apache era el baile del regimiento. En La legión invencible es el She wore a Yellow Ribbon que canturrean los soldados y que es el título original del film. En Río Grande un grupo de soldados entona una serenata a Maureen O'Hara, la primera noche que pasa en el regimiento.
Entre las canciones interpretan I'll take you home again Kathleen, (Te llevaré de nuevo a casa, Kathleen) El personaje de Maureen O'Hara en el film se llama precisamente así, Kathleen. Una escena y una canción que tienen un significado especial. Por una parte, refleja el largo tiempo de separación que ha sufrido esa pareja, pero también recuerda las causas de esa separación. Durante la guerra, el militar que encarna John Wayne, que luchaba con el Norte tuvo que quemar, cumpliendo órdenes, la casa y las propiedades de su mujer, una sureña. De ahí que ese Te llevaré de nuevo a casa Kathleen sea un deseo y una promesa en forma de canción. Un tema que interpretan The sons of the Pioners, un grupo de country y de música tradicional americana enormemente popular en los años 30 y 40.
En Fort Apache, La Legión invencible y Río Grande John Wayne interpreta a tres personajes distintos, pero que podrían ser perfectamente el mismo en distintos y diferentes momentos de la vida. También nos encontraos con el contrapunto cómico y entrañable de Victor McLaglen, siempre acompañando fielmente a Wayne y siempre pendiente de que no le falte whisky. Películas que, en definitiva, aunque se hayan visto muchas veces, siempre ofrecen una visión renovaba. Es lo que tiene el cine de John Ford. Es como los cielos y los paisajes de su Monument Valley. Pueden pasar siglos, pero siguen siendo eternos. Río Grande se puede ver en Filmin y Fort Apache en TCM.
La regla del juego (Jean Renoir) - Filmin
La regla del juego, obra maestra de Jean Renoir, el cineasta francés, hijo del pintor Auguste Renoir. Se trata de una película del año 1939, donde abordan con tono de comedia una crítica a la alta sociedad francesa. El negativo fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial, que empezó poco después de su estreno, pero se hizo una reconstrucción después. Es la historia de un rico aristócrata que decide abandonar a su amante y volver con su esposa, mientras ella también tiene sus pretendientes, en concreto un aviador.
Todo esto ocurre en un fin de semana de confinamiento. Dentro de una casa, no cualquier casa, una mansión de estas de campo y fin de semana, donde hay cacerías, fiestas, manjares y las intrigas amorosas. También se da esa división entre criados y señores y cómo se miran o se leen entre ellos.
Sarcástica, divertida, cruel, con buenos diálogos y con una planificación de la profundidad y la puesta en escena que se adelantó en muchas cosas a la crítica social que después realizarían directores como Buñuel, en Viridiana o El discreto encanto de la burguesía, o de Woody Allen, en Match Point. Además, el director neoyorquino la considera una de sus películas favoritas.
El guateque (Blake Edwards) - TCM y Filmin
En estos días nos hace falta la comedia. Y qué mejor que con el disparatado Peter Sellers en El guateque. La película de Blake Edwards se puede ver en TCM y en Filmin, un refugio para la risa y la evasión estos días. Es la historia de un actor indio despedido que acaba siendo invitado por error a la fiesta del productor que lo ha echado.
En esa inmensa casa del productor se desarrolla toda la película, una experiencia surrealista y desternillante a base de comedia física, es decir gags visuales de este protagonista deudor del cine mudo, un Peter Sellers maquillado que improvisó junto al director muchas de las escenas. Unos canapés, una cena, unas copas, un cuadro de mandos, un baño atascado, y hasta un elefante, todas las situaciones caben en esta fiesta del cine dentro del cine durante toda una noche. La obra más famosa de la asociación de Edwards y Sellers, una relación complicada de la que nacieron siete películas entre los 60 y 70.