Antonio de la Torre, en la piel del torturador asesinado por ETA
El actor interpreta a Melitón Manzanas en 'La línea invisible', la nueva serie de Movistar
Madrid
Es uno de los grandes estreno de la primavera en la ficción española. 'La línea invisible', la historia sobre los orígenes de ETA que dirige Mariano Barroso en su segundo trabajo con Movistar tras la exitosa 'El día de mañana'. Con guion de Michel Gaztambide y Alejandro Fernández, la miniserie de seis capítulos relata los inicios de la banda terrorista, el día que unos jóvenes nacionalistas cruzaron esa línea y cometieron sus primeros asesinatos. Antonio de la Torre interpreta a Melitón Manzanas, jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa durante esa época del franquismo. Torturador acreditado, fue asesinado por la banda terrorista en 1968 en el primer crimen planificado, el segundo en el largo historial de atentados.
Lo primero, ¿cómo llevas esta situación de confinamiento?
Bien, más o menos. Se me ha abierto un abanico de opciones para responder. Estamos viviendo algo histórico para esta generación. Espero que no nos venga algo peor. Al mismo tiempo me parece una oportunidad, la gente lo está pasando mal, pero también es un momento para no desperdiciarlo.
Has sido Mújica, ahora Melitón Manzanas, ¿cuántos registros humanos tienes?
- Risas - Sí, es curioso de un arco a otro. Aunque parezca una respuesta hecha de entrevista, en el fondo tienen ahí algo, son gente que está en unas circunstancias y están haciendo lo que creen que tienen que hacer desde un lugar ideológico distinto. Por entrar en harina con la figura de Melitón, su hija es mayor pero todavía vive. Yo intenté acceder a ella a través de un periodista amigo, pero le remueve mucho el tema y finalmente declinó verse conmigo. Pero sí que nos contó cosas, entre ellas, que era muy buen padre. Y de repente, ves el drama de quien ha vivido el estigma de ser la hija del torturador oficial. Como actor, esto es algo muy interesante para no hacer algo maniqueo. Por otro lado, el Gobierno vasco encargó el primer informe de la democracia sobre los torturados, desde los años 60 hasta casi el 2008, y hubo 3.500 torturados acreditados, muchos de ellos en democracia. Algunos viven afortunadamente y aseguran que conocieron a Melitón, imagínate, el retrato tan poliédrico que se puede hacer cuando tienes toda esa información.
¿Cómo crees que se lee esta serie hoy? ¿Cuál es la lectura política de La línea invisible en la España de hoy?
Pregúntaselo a Casado, a Abascal, que te va a decir una cosa, Iglesias, otra… Mariano Barroso decía una cosa muy interesante, que ETA empezó como un sueño, como un movimiento de izquierdas de superación de la lucha de clases para tratar de derrocar una dictadura y acabó siendo una pesadilla, una pesadilla que hemos vivido. Yo espero que sirva como reflexión, antes hablábamos de Mújica, que yo lo tengo como mi ideólogo de cabecera, él se definía como un político sin armas, pero eran una guerrilla. Decía que si algo aprendió es que la violencia es un estado primitivo del ser humano, una construcción civilizadora tiene que superar la violencia como método de resolución de conflictos. Todo relato, sea una película, una serie o un libro, que hable sobre la violencia tiene que apelar eso, a su inconveniencia para la resolución de conflictos.
Hay una cosa curiosa en la serie, es el debate ideológico entre la clase obrera que luchaba por sus derechos en pleno franquismo, y esa burguesía vasca que tiene una nacionalismo de sangre, identitario. Eso también tiene una lectura actual con el debate nacionalista, salvando las distancias…
A mi me sigue fascinando esto, yo, como soy andaluz, no tengo este conflicto. He tenido muchas conversaciones con el director Aitor Arregi -uno de los directores de ’La trinchera infinita-, y me dio un concepto muy interesante que recuperó una y otra vez: la identidad nacional satisfecha. Los andaluces no tenemos ese problema porque yo creo que somos los más españoles que hay, pero bueno, para no entrar en el ranking de españolismo o no españolismo, si me llamó mucho la atención una cosa con el tema nacionalista. Qué pasa por esas cabezas para que esté la CUP, un partido de derechas como la antigua Convergencia, y ERC, es fascinante eso. Yo tengo que mi identidad nacional satisfecha, puse eso en un tuit y se me echó encima Antonio Baños. Puse una cosa que pienso, una persona de izquierdas no puede ser nacionalista, tiene que ser internacionalista. Es una cosa semántica, es un oxímoron ser de izquierdas y nacionalista. Me resulta difícil de entender eso. En ese movimiento nacional vaco también se dio una especie de unión entre clases e ideologías distintas. De hecho, el propio Melitón lo menciona en un momento cuando dice: es el clero. El clero vasco fue clave en todo ese apoyo. Visto con la perspectiva, te preguntas cómo un estamento que apoyó tanto la dictadura de un régimen nacionalcatólico como fue el franquismo, resulta que fue un elemento decisivo en la aparición del mayor monstruo, de la mayor pesadilla del franquismo y después de la democracia. Pero esto es entrar en una complejidad de la realidad vasca que yo, estando allí, rodando allí, hablando con gente, es complicado. Es importante ver la fractura, creo que los que somos de otros sitios no nos enfrentamos a esa situación, pero cómo se vive el nacionalismo en Euskadi o Cataluña es una fractura muy grande. En Cataluña, hay familias enteras separadas, no lo entiendo, aunque quiero ser respetuoso con ese sentimiento nacionalista tan arraigado.
Precisamente en ese debate, en esa complejidad del análisis social y político, ¿teníais miedo a herir sensibilidades?
Sí y no. Lo piensas pero no te puede condicionar. Soy consciente de que puede ocurrir, probablemente a la familia de Melitón le decepcione cómo queda el personaje en la serie, para ciertos sectores que se blanquea ETA, para otros que se blanquea el franquismo. Pero bueno, si al final estás pensando si va a gustar lo que estás haciendo, al final nunca harías nada. Tienes que intentar tener la mirada más honesta y objetiva que puedas. Como el periodismo, yo lo veo parecido, tienes que intentar hacer un relato lo más objetivo posible siendo consciente de que tal cosa no existe. La realidad es un punto de vista.
¿Cómo has preparado el personaje? Nos decías que no conseguiste hablar con la hija, pero cómo ha sido el proceso de documentación
Un periodista amigo mío habló con ella y consiguió algunos datos. Por ejemplo, le gustaba mucho el teatro, actuaba en una compañía de teatro amateur creo. Y sí que aparece contrastado que tenía ciertas habilidades sociales, que era una persona con su encanto, que siempre es muy de agradecer cuando tienes que hacer un personaje de estas características. Y luego tú coges el relato del lado de los torturados y del lado de la familia y es como si fueran dos personajes totalmente distintas. No casan las piezas, es increíble eso. Al parecer, pasaba con mucha gente. Recuerdo con el Chile de PInochet, las cosas de la DINA, que hacían un relato de padres encantadores que habían adoptados a hijos de torturados que ellos habían matado. Imagínate qué disparate tan grande. Entran en determinadas cabeza es una locura pero hay que intentarlo.
Hacer esta serie con un reparto, por un lado muy joven, a la que se pueden acercar nuevas generacionales, para las que el tema de ETA es más desconocido en fondo, ¿le quita mística, es decir, que la chispa, la violencia, surge si necesidad de la fundación solemne de una banda terrorista?
Sí, luego al final siempre se construye un relato. Lo hacéis los periodistas día a día, otras veces con más tiempo. Se hace en la historia. Pero, ¿cómo surge el 15-M? Y ahora tenemos ahí un vicepresidente con coleta en este país. Las cosas surgen así, por eso a mí me parece más apasionante esa realidad. Siempre he tenido debates con amigos cineastas por esta mística de las películas, a mí me gusta esta cosa sucia de la vida real. En ‘La trinchera infinita’, a mí me gusta mucho que el personaje diga: me ha pedido que me saque el carnet. Esa secuencia que se presta a una gran frase sobre la libertad que acaba de lograr, pues no, dice una cosa mundana. Estoy convencido de que la vida es así. Y al mismo tiempo es conmovedora y emocionante. Me han fascinado siempre los personajes así, y ya me atrevo a darle más la brasa a los directores con ese tema. Intento irme a ese lugar, me parece más real.
¿Cómo crees que vamos a salir de esta, el cine y España en general?
Espero que salgamos de esta teniendo claro que necesitamos una sanidad, una educación, una vivienda, unos servicios básicos garantizados para toda la sociedad. Esto está poniendo en evidencia que de lo individual no se resuelve lo colectivo, y más en un mundo hiperconectado. También vamos a ver qué pasa con Europa, porque esto no se puede resolver como en la crisis de 2008. Con la cultura es difícil saber qué va a pasar, es evidente que va a haber un tsunami muy grande. Es probable que la gente salga con muchas ganas, ahora también hay un consumo muy grande de cultura en casa. Espero que como sociedad salgamos conciéncianos de que solo como colectivo y en armonía con el planeta vamos a salir adelante. Si no, la humanidad no tiene futuro.