Abril es el más cruel de los meses

Barcelona

Desde que apareció Lech Walesa, siempre que oigo la palabra solidaridad me imagino un montón de barcos en dique seco en unos astilleros. Ahora me doy cuenta de no está tan mal la imagen. Somos barcos varados esperando tiempos mejores. Nuestra solidaridad es con el vecino que tampoco sale, y con todos y todas las que tienen que salir.

Cada vez que llega abril, recitamos “La tierra baldía”, el poema de Eliot, aquel verso que dice: abril es el más cruel de los meses. Nos pasamos la vida citando a los clásicos sin darnos cuenta. Los llevamos incorporados. Cualquier gesto que hacemos es un verso de una canción, el título de una película, una noche de tebeos. Esta semana, todo me ha salido en Aute. De alguna manera tendré que olvidarlo, no me refiero a Aute sino a todo esto. Olvidarlo mientras dure, quiero decir. Porque luego no se nos va a olvidar nunca. No sabría decir si Aute hacía canción protesta. “Al alba” la escribió para Rosa León. ¿Era un autor romántico? Sí, en la manera en que lo fue Leonard Cohen. Pero en Aute la introversión lo era todo. Un viaje al centro de la Tierra. De su tierra, su planeta, su mundo. Al final le pudo más la pulsión por la pintura. Las palabras son un estorbo. Te acaban obligando a decir cosas. En la pintura de Aute no hay palabras. Incluso Dalí, con todo lo onírico que fue, era mucho más narrativo. Y así ha muerto Luis Eduardo Aute en estos días de silencio en todas partes, donde cada palabra está llena de dolor y por eso las soltamos con cuentagotas. Y por eso mismo necesitamos la música.