La presión

Madrid

Lo último que se necesita al estar confinado es presión, como si no bastara con lo de quedarse en casa. Pero uno, aunque no salga, percibe esa presión lo mismo que Albert Rivera oía el silencio. Está en los mensajes de amigos que te cuentan lo que han leído y lo que han visto. Está en los artículos que te explican que ahora la gente se dice cosas que nunca se ha dicho y ya tiene llena la agenda de cenas para cuando salgamos, porque dicen que de esta saldremos mejores y ordenaremos nuestras vidas como, si en vez del telediario, lo que viéramos cada noche fuera la luz al final del túnel. Presión es asomarse esta mañana a los pronósticos que hablan de la nueva gran depresión.

El escritor David Grossman escribió esta semana en 'El País' que la plaga puede acabar siendo para muchos el acontecimiento más trascendente de sus vidas. Algunos decidirán abandonar a su familia, separarse, traer un hijo al mundo. Eso es la presión. Y todo eso que escribe Grossman podría pasar. Pero también puede que no pase nada. Que haya gente que aspire a volver exactamente al punto en el que estaba. Y eso que parece tan sencillo y sin ambición quizá resulte lo más ambicioso.

¿Y si no cambia nada? ¿Y si estamos haciendo en abril los propósitos de enero? Ayer estuvo Iturralde González en 'Hoy por Hoy' y contó lo que le pasó tras viajar a África: fue un viaje conmovedor pero al mes y medio todo se puso en el sitio en el que estaba entre sus prioridades.

La presión: por lo que no hicimos, por lo que tendríamos que hacer, por llevar bien la ansiedad, por todo lo que cambiará cuando esto pase. Al balcón salimos a aplaudir. Y las veces que se puede, a respirar.