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'Vis a Vis: El Oasis', la cárcel va por dentro

La serie regresa para darle un desenlace final a las protagonitas ante el empuje de los fans, de la denominada 'Marea amarilla'. Ya fuera de la cárcel, Macarena y Zulema, los personajes interpretados por Maggie Civantos y Najwa Nimri, se embarcan en su último gran golpe. El creador de la ficción, Iván Escobar, desgrana las claves de esta entrega

Macarena (Maggie Civantos) y Zulema (Najwa Nimri) antes de su último gran golpe en 'Vis a Vis: El Oasis' / VIRGINA MARTÍN CHICO (FOX)

Madrid

Cuando creíamos que la serie ya había acabado para siempre después del emotivo final de la cuarta entrega, llega una nueva tanda de episodios de 'Vis a Vis'. Siempre se dejó la puerta abierta para darle un desenlace a las protagonistas fuera de la cárcel. Y esa aventura se titula 'Vis a Vis: El Oasis' y llega el próximo lunes a Fox.

En esta vuelta ha pesado mucho el empuje de los fans, de la llamada Marea Amarilla, para saber qué ha sido de las protagonistas al salir de prisión, cómo es su vida sin estar entre rejas. Con un salto temporal de varios años, Zulema, el personaje de Najwa Nimri, y Macarena, a la que interpreta Maggie Civantos, amigas y enemigas, se embarcan en una nueva aventura con la promesa de dar su último gran golpe y huir. Para ello cuentan con la ayuda de conocidas de la serie, como Goya, el personaje de Itziar Castro, y se suman otros como Isabel Naveira, la Charlina de 'Fariña'. El problema es que se buscan unos enemigos duros, unos narcos a los que intentan sabotear una ceremonia. Como casi siempre, el plan no sale como esperaban, y ahí empieza lo bueno, la huida, la caza y la supervivencia, con el desierto de Tabernas como protagonista y un misterioso hostal llamado El Oasis. Al frente de la producción sigue Iván Escobar, guionista y productor con el que charlamos sobre las claves de esta temporada.

¿Había una necesidad creativa, emocional o afectiva, o empresarial también para volver a este universo?

Empresarial te aseguro que no, en el sentido de que podíamos haber contado cualquier otra historia con Fox, podíamos haber creado otro universo. Ahora, afectiva, toda. ‘Vis a vis’, no solo a mí, sino también a las actrices y a un montón de fans de esa marea amarilla, nos ha acompañado durante muchos años, ha madurado con nosotros y queríamos hacer un final a su altura, en este caso, ‘Vis a vis: el Oasis’.

¿No era redondo el final de la cuarta temporada, con lo que sufrimos y lo emotivo que fue?

Romántico y emocional, desde luego, me lo pareció, porque realmente queríamos direccionar a los personajes, hacer una especie de hipótesis de futuro, qué pasaría con estos personajes… Pero había una cosa que todavía no habíamos contado. Qué sería de estos personajes que ha anhelado tanto la libertad, que han vivido siempre entre cuatro muros, en celdas de aislamiento, con una especie de obsesión vital que era la libertad, tan en boga en estos tiempos. Nos apetecía contar cómo eran estos dos animales salvajes, Zulema y Macarena, los personajes de Najwa Nimri y Maggie Civantos, fuera de la cárcel. Habíamos contado durante cuatro temporadas cómo era su supervivencia, sus aspiraciones, su manera de chocar, de anhelar, de disfrutar y de sufrir dentro de la cárcel y queríamos saber cómo eran ellas fuera.

¿Siempre tuvisteis claro entonces esta salida final? ¿Cómo fue el proceso de reunir a todo el equipo, a las protagonistas y salir de la cárcel?

No, realmente si lo hubiera tenido claro, no lo hubiera hecho. Para ir por terrenos transitados, nos hubiéramos quedado en una quinta temporada en la cárcel, en Cruz del Norte, o directamente no lo hubiéramos hecho. Teníamos que generar un universo nuevo, teníamos que bucear en estos personajes, teníamos que hablar con Nawja y con Maggie porque ellas no solo han interpretado, también han creado los personajes. Tenían que leer los guiones, lo tenían que aprobar, aportar también sus puntos de vista… Teníamos que generar también una especie de mirada lateral sobre esta historia para irnos precisamente de la zona de confort. Ya habíamos hecho un montón de capítulos en la cárcel y realmente esto era un salto al vacío, y no sabíamos tampoco si el espectador lo iba a interiorizar bien, acostumbrado a ver a esos personajes confinados. Hemos generado un universo nuevo, en ese sentido creo que hemos sido valientes, y hemos tenido siempre una máxima: generar sensaciones. Para ir a lugares comunes y parecernos a otras series, no hubiéramos hecho este ‘Vis a vis: el Oasis’

¿Cómo ha sido la escritura, el guion, con tantas líneas temporales, tantas tramas, pasado, presente, futuro? Es un no parar el juego de información con el espectador…

SÍ, primero se hace una recomendación al espectador de que se tome un par de lexatines antes de ver el capítulo para que se tranquilice -risas- y abra la perspectiva. Ha habido un gran salto en el espectador. Muchas veces hablamos de lo que ha cambiado la ficción y no es cierto, quizás la ficción ha cambiado porque el espectador ha cambiado. Se ha hecho mucho más adulto, más atento, permite muchos más juegos… Y entonces nosotros nos metemos, casi como un bisturí narrativo, en el pasado, en el presente, y vamos exactamente a los momentos de estos personajes que creemos que han marcado sus devenir, que han marcado sus personalidades. Como es ese primer momento de Zulema, un animal salvaje que ha anhelado siempre la libertad, de repente cruza los muros de Cruz del Norte y mira para arriba, respira, mira hacia los lados… ¿Qué hace ese animal salvaje cuando le abres la jaula? Lo podíamos haber contado de una manera absolutamente lineal y cronológica pero realmente nos parecía mucho más apasionante ir y venir del pasado de los personajes, de sus anhelos, sus miedos, sus esperanzas… Creemos que el espectador que viene a ‘Vis a vis’ no viene a comerse tranquilamente unas palomitas, viene a involucrarse con los personajes. Sí que exige un pequeño esfuerzo, pero creemos que el espectador está de sobra formado para consumirlo así.

Tú siempre has dicho que en una sociedad que busca el éxito individual, Vis a vis era una serie sobre el fracaso, en este caso compartido incluso en una cárcel, ¿esta entrega sigue siendo una serie sobre el fracaso o sobre la libertad?

A mí apasionan los personajes imperfectos, ya no solo en la ficción, también en la realidad. Me apasionan las contradicciones que tenemos y me parecía muy sugerente hablar de un concepto metafórico. Muchas veces hemos contado cómo estos personajes vivían en la cárcel, pero hay una cosa que todos llevamos dentro: las cárceles interiores. Muchas veces creemos que el anhelo, la libertad, es cuando salgamos corriendo de aquí, cojamos la bicicleta, salgamos al monte, nos echemos a correr… pero luego te das cuenta de que tus complejos, tus obstáculos, tus discusiones, tu pasado, te persiguen y te generan cárceles interiores. Me parecía apasionante narrar esas cárceles interiores, contarlas y bucear en ellas a través de estos personajes. Siempre han anhelado esa libertad física y, de repente, salen y no es lo que tenían pensado. Realmente ha habido una cárcel que se llevan dentro y que las vas a acompañar el resto de su vida. Y eso sí que me apetecía contarlo.

¿Cómo es la relación con la audiencia? Antes se estaba pendiente de los datos de audiencia a las 8 de la mañana, pero ahora el termómetro son las redes sociales, al instante, y más en vuestro caso, con toda esa 'marea amarilla’

Realmente nosotros nacimos casi por un empuje de las redes sociales, por una marea amarilla que nos alentaba, también nos criticaba y mandaba sugerencias, y de repente, llegó esa tercera temporada cuando salimos de Antena 3 y fuimos a Fox. Cuando acabamos la serie, con la cuarta, recibimos un montón de emails, de cartas, y ya que teníamos un universo creado, pensamos en hacer un regalo a esta marea amarilla. Y por eso están aquí estos ocho capítulos, realmente lo hemos concebido así, como un regalo para la gente que esta serie ha supuesto algo en su vida. Sí que influye, porque manejas un termómetro más allá de las redes sociales, ves a la gente en el metro, en un autobús o en el avión consumiendo ‘Vis a vis’. Quizás esa es mi nueva red social, asomarme a los teléfonos de la gente que va viajando.

Y en esta temporada, ¿cuáles son las referencias, porque no diremos nada, pero hay una caravana a lo Breaking Bad, un desierto, tiene hasta un tono de western…?

Me encanta que pongas esos ejemplos. A mí me encanta ‘El hombre que mató a Liberty Valance’. Realmente tenemos una especie de western. Pero no solo eso, metafóricamente queríamos trasladar los amarillos, nuestro color, el buque insignia estético de los uniformes, al desierto de Tabernas, a Almería, conectado de forma metafórica. Es una historia de amistad y enemistad, es una reflexión sobre el final de una amistad y sobre quién tiene la capacidad en la vida de hacerte daño. Esto también me resultaba apasionante porque hay poca gente con esa capacidad. Muchas veces crees que es un jefe o tu profesor, pero en la vida son dos o tres personas quien tienen esa capacidad, tu madre, tu padre, tu mejor amigo… Y quieran o no, lo hacen. Zulema y Macarena tenían la capacidad de hacerse daño y eso sugiere que ha pasado un nivel epidérmico y que han entrado en el hipotálamo de los personajes, que una se influye a la otra. Nos apetecía contar eso en clave de western, de una manera desestructurada, e incluso, generar esa especie de purgatorio físico, ese Oasis, que eso hotel donde van a purgar todos sus pecados.

Y por último, también hay una especie de Gran Hermano en esa huida, un espacio de vigilancia que va a dar mucho juego como elemento narrativo…

Me parece muy interesante pensar en cómo somos cuando nadie nos mira. Tú estás en tu casa, yo en mi dormitorio. Cómo vamos vestidos, cómo actuamos cuando estamos solos, si pudiéramos asomarnos a la habitación de un hotel como hacía Hitchcock, qué veríamos, qué hacemos, nos metemos el dedo en la nariz, nos tumbamos, nos desnudamos, nos miramos al espejo, hablamos por teléfono… Ese momento de cuando nadie nos ve me parece apasionante para hablar de los personajes porque muchas veces representamos un papel casi ficcionado cuando salimos a la calle, pero cómo somos cuando nadie nos mira. En ese purgatorio, hacemos una mirada lateral sobre todo esto. Nos metemos en la habitaciones de los personajes y les miramos como en esos cuadros de Hopper, con esa mirada crepuscular.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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