¿Se creó el estado de alarma para una pandemia así?

Estamos en estado de alarma, que es un estado que contempla la Constitución. De hecho, quienes elaboraron la Constitución previeron tres niveles distintos de excepcionalidad: los estados de alarma, de excepción y de sitio. La excepción y el sitio era algo más común en el ordenamiento jurídico. Las constituciones prevén que las cosas puedan torcerse mucho y el Estado pueda suspender puntualmente sus derechos para enfrentarse a situaciones críticas, como una guerra

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José Luis Sastre jl_sastre

Cadena SER17/04/2020 - 05:45 UTC

Madrid

¿Pero qué era la alarma? ¿En qué pensaban los ponentes de la Constitución? A ellos les correspondía anticiparse a lo que los gobiernos del futuro podrían necesitar. Así que hemos ido al año 78, al año en que se debatió y se aprobó la Constitución. Y nos hemos hecho esa pregunta: cuando crearon la figura del estado de alarma, ¿imaginaron que podría aplicarse en casos como una epidemia así? Les va a sorprender el resultado, porque algo de eso había. Y porque en el origen de nuestro estado de alarma tiene incluso que ver la Lombardía italiana.

Vamos a empezar en Séveso. Séveso es un pueblo al norte de Milán, en la lombardía italiana que tenía una planta química. En el año 76, esa planta química se incendió, hubo una fuga de gas tóxico, lo que provocó una ola de miedo en el norte de Italia y obligó al gobierno a aplicar un plan de emergencia.

Dos años después, cuando se estaba redactando la Constitución en España y el Congreso llegó al debate sobre lo que había que entender por estado de alarma, este fue el ejemplo que puso el ponente de UCD, Gabriel Cisneros.

Esto Cisneros se lo decía en la comisión en la que se redactaba la Constitución -hablamos de junio del año 78- a otro padre de la Constitución, al comunista Jordi Solé Tura. Los comunistas se abstuvieron en la votación de ese punto, según explicó allí mismo el propio Solé.

¿Por qué no querían el estado de alarma? Pues porque ya estaba el de excepción si hacía falta. Él sospechaba que los gobiernos que vinieran podrían aprovecharlo para recortar derechos.

O sea que Solé Tura quería que se suprimiera el estado de alarma o que la Constitución recogiera en qué casos concretos se podría decretar. Le contestó Cisneros que eso no podía ser, que cómo se va a poder prever las emergencias que vendrán. Y entonces ocurrió algo que explica cómo fuimos aprobando nuestra Constitución: un ponente, en este caso Cisneros, improvisa. A ver, en qué casos puede decretarse la emergencia. Y va sugiriendo opciones.

¿Pensaban en cuarentenas? ¿En epidemias? Pensaban. Cisneros llegó a citar las cuarentenas y las epidemias.

La dificultad de hacer la constitución era que tenía que anticiparse a lo que los políticos del futuro pudieran necesitar y a que no se interpretara de más o de menos el espíritu que tenían aquellos constituyentes. Cuando llegó a pleno y se aprobó este punto -cuando los comunistas se mantuvieron en la abstención- el diputado centrista Apostúa puso otro caso práctico para justificar que existiese en España la figura del estado de alarma.

Era julio del 78. Se refería este diputado de UCD al accidente del camping de Los Alfaques, en Alcanar, muy cerquita de Sant Carles de la Ràpita: la explosión de un camión cisterna que transportaba propileno licuado. Fallecieron 243 personas. Y esa, de Lombardía a Tarragona, es la historia que explica el estado de alarma que hoy rige en nuestro país.

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