De sapiens a deus, pero homo
Viajábamos de sapiens a deus olvidando que nos acompañaba siempre nuestra condición de homo... un virus del tamaño de una diezmilésima de milímetro nos ha puesto en el sitio y nos ha dado una lección de humildad
undefinedCADENA SER
Madrid
Hay una gran coincidencia en señalar que el coronavirus ha propinado un golpe tremendo a la soberbia humana. Estábamos depositando el futuro en manos de la biotecnología, la infotecnología, la nano tecnología, la robótica, la inteligencia artificial, las maravillosas conquistas de nuestra inteligencia y sólo nos preocupaba la posibilidad de haber llegado tan lejos que fuéramos arrastrados más allá de nuestra capacidad de control. Viajábamos de sapiens a deus olvidando que nos acompañaba siempre nuestra condición de homo, especie insertada comunes salvo más en la cadena de la vida. He aquí que un virus del tamaño de una diezmilésima de milímetro nos ha puesto en el sitio y nos ha dado una lección de humildad. Lástima que la humildad sea la virtud a la que más nos resistimos porque no hubiera permitido ir juntos como especie a la búsqueda de una solución y reconocer también juntos nuestras limitaciones para encontrarla.
De sapiens a deus, pero homo
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Pero como no es así, especialmente los asuntos políticos, oficio en el que la humildad se consideraría una tara invalidante, todos los gobernantes se pasean por la niebla fingiendo saber por dónde se andan. Sólo Angela Merkel parece tener alguna pista y es la que menos alardea.
Invocar la humildad no es buenismo, es sentido de la realidad, es sentido práctico. Nos hubiera ido mucho mejor si no nos estuviera despistado la obsesión de todos los gobernantes y los aspirantes a gobernantes por aparentar que tienen la brújula bien orientada, aun cuando cada uno ande señalando el norte en un punto distinto. Estaríamos aprovechando la lección para hacer cosas útiles como revisar nuestras instituciones nacionales e internacionales y, sobre todo, para poner un poco de orden en nuestras cabezas.
Postdata: conmocionado por la muerte de nuestro compañero José María Calleja.¿Saben ustedes cuál fue la última palabra que pudo escribir en su móvil? Luchando. Murió luchando, como vivió. Su voz valiente y luminosa llena de luz el luto de este estudio en el comienzo de El Abierto de Hoy por hoy.
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