Dolores Redondo: "Aprendí de un duelo que hay que aprovechar cada segundo"

Madrid

Las Ramblas de Barcelona deberían estar repletas hoy de gente con un libro y una rosa en sus manos. Y también de escritores dispuestos a firmar sus obras. Dolores Redondo es una de estas escritoras que hoy debería estar en Barcelona compartiendo este día con sus lectores, sin embargo, ante la crisis del Covid-19, ha tenido que buscar alternativas para acercarse en este Sant Jordi tan especial a sus lectores.

Precisamente este viernes se estrenó en Netflix a nivel mundial ‘Legado en los huesos’, la segunda parte de la trilogía de las películas basadas en sus novelas. Se convirtió en la película más vista de la plataforma durante los primeros días. Aunque Dolores Redondo ya tiene que estar acostumbrada estas cifras tan apabullantes. Sus libros son un fenómeno de lectores, acumula más de dos millones de ellos en castellano, y ha sido traducida a 36 lenguas.

Nos atiende desde Ribeira Sacra en la Galicia rural, si mira por la ventana solo ve prados. Está confinada “pero feliz” en casa de su hermana, que ha dado a luz durante estos días de encierro. El nacimiento de su sobrina le sirve para recordarnos cómo la vida siempre se abre paseo.

Un Sant Jordi sin el calor de los lectores

Nos ha contado que durante estos días la sensación que manda es la de incertidumbre de no saber qué es lo que va a volver, cuál será el mundo al que nos tendremos que enfrentar. Y en un día tan especial como hoy nos dice que sigue notando el cariño de los lectores, que se encargan de hacérselo llegar a través de las redes sociales. Tenía miedo de perder esta sensación de “contacto con los lectores”, tanto que “en los días previos estaba triste porque no sabía lo que iba a pasar.

Este Sant Jordi, a pesar de ser atípico es quizás uno de los que más gente pueda estar leyendo, ya que tal y como confiesa Redondo: “Nos ha traído tiempo a algunos para leer y recuperar lecturas atrasadas”. Aunque advierte que “le ha costado mucho concentrarse en la lectura los primeros días porque lo que está pasando fuera es muy poderoso”. Durante esos días las sensaciones que la tenían abrumada eran la preocupación y la incertidumbre.

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A medida que han ido pasando los días estas sensaciones han ido desapareciendo: “A todo nos acostumbramos y también hemos asumido esta normalidad que nos toca ahora”. Recuerda que sus personajes siempre llegan a la verdad “por la cara más difícil de la montaña”, a pesar de tener siempre la opción de correr a esconderse”.

Le emocionó ver su novela anunciada en un autobús

Recuerda el primer Sant Jordi que vivió en Barcelona. Había sacado su primera novela en enero de 2013 y ya en abril estaba en Las Ramblas: “Todo me fascinaba y me sigue fascinando”, cuenta. Tiene la esperanza de volver a vivirlo, y lo mismo le ocurre con la Feria del Libro de Madrid, cuya celebración este año está aún en el aire.

Admite no haber perdido “la sensación de privilegio siempre que pasa algo bueno”. Y nos cuenta que este pensamiento lo interiorizó durante uno de sus peores momentos: “Aprendí de un duelo que hay que aprovechar cada segundo”.

A pesar del éxito sigue teniendo pudor cuando ve a alguien leyendo uno de sus libros. Libros en los que no deja de trabajar. Precisamente ahora estaba escribiendo una historia que ha tenido que recomponer porque “no podía seguir escribiendo sobre una realidad que ya no es la realidad”. Piensa que es importante tomar y hacer patente la huella que esta crisis va a dejar en nuestra cultura.