No son héroes, son víctimas
"A un héroe no se le deben atrasos, no se le recorta la paga, no se le deja en el paro, no se le pone a trabajar con una bolsa de basura atada al pecho"
No son héroes, son víctimas
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Madrid
Detrás de todo esto se esconde nuestra obsesión por lo blanco. Primero desapareció el papel higiénico de los supermercados y ahora le ha tocado a la harina. Pero también pensaba en el blanco de los hospitales, de las mascarillas. De repente, les han dicho a los médicos, a todo el personal sanitario, que las mascarillas que les proporcionaron, las que han estado utilizando en lo que va de pandemia, no sirven para no contagiarse. No son héroes, son víctimas. Héroes fueron Indíbil y Mandonio, que ya nadie sabe quiénes eran. Un héroe está hecho para consumirse en el acto. Ni siquiera hace falta que haya vivido, que su existencia haya sido real. A un héroe no se le deben atrasos, no se le recorta la paga, no se le deja en el paro, no se le pone a trabajar con una bolsa de basura atada al pecho..., esto sólo le sucede a quien depende de la vida. Llamar héroe a quien está trabajando contra viento y marea para que salgamos de ésta es como decirle que Dios se lo pague. Los dioses y los héroes sólo sobreviven pintados en cerámica. Lo que nos está ocurriendo no es una tragedia griega sino un drama nuestro. Todo heroísmo es una forma de destierro. Un héroe es un expulsado de entre nosotros. En parte así se ha pretendido con la sanidad, expulsarla del bien público. Pero sus trabajadores son de carne y hueso y están aquí todo el rato, y llegan a sus casas y se preguntan en manos de quién están mientras miran qué les dice el termómetro esa noche.
Me he acordado del blanco de las recientes mareas blancas. Aquella era la blancura de una espuma que se deshacía al tiempo que se formaba. Los aplausos que ahora les damos a los profesionales de la sanidad también se los teníamos que haber dado cuando entonces salían a las calles y a las puertas de los hospitales. Ahora, como mucho, somos héroes del silencio.