Liberaciones

Madrid

Incluso en el confinamiento, los fines de semana tienen algo de liberación. Más en este, en que los italianos recordaron el sentido original del Bella Ciao celebrando en las ventanas y en los balcones la liberación del 45. Con mascarilla, el presidente Matarella subió, solo, la escalinata hasta el altar de la patria y el presidente del parlamento europeo, que es italiano, Sassoli, recordó el lema de los partisanos que se levantaron aquel abril y que retumba hoy: Rendirse o morir.

Decía ayer una encuesta del Corriere della Sera que el Gobierno de Italia, tan frágil, suma apoyos. El abogado Conte que llegó a la política sin pensarlo, se refuerza, y que la Liga de Salvini caía siete puntos.

Son curiosas las encuestas: en Estados Unidos constatan la popularidad de Trump pese a sus consejos para beber desinfectante. Ha dicho que no va a dar más ruedas de prensa, y se notará: poco después de la última, se habían triplicado las consultas a los servicios sanitarios por gente que se había expuesto a desinfectantes. También este fin de semana, los portugueses han cantado también el Grandola Vila Morena para celebrar desde el confinamiento su liberación de la dictadura.

Tras mes y medio de encierro, hemos asistido a varias liberaciones. Aunque algunas son condicionadas. Han salido los niños a la calle y el sábado volverán las carreras y los paseos. Desde la ventana, muchos abuelos saludaban a sus nietos y por mucha distancia que hubiera les alcanzaba para poder decirle al niño: "Cuánto has crecido".

Hubo otros que ayer se aprovecharon. Algunos de ellos son de los que luego a las ocho aplauden en el balcón. Ha escrito Lluis Bassets que queremos una cosa y la contraria, que podemos ser a la vez estatalistas y anarquistas. Y si el fin de semana nos ha recordado algo es que, las liberaciones no se regalan: se ganan.

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