Ken Loach: ''Aplaudimos a los trabajadores, pero no nos damos cuenta de que están explotados"
El director por excelencia de la clase obrera habla con la Cadena SER sobre las consecuencias de la crisis del coronavirus para los trabajadores y sobre el futuro incierto del cine de autor
Escucha la entrevista completa / Pepa Blanes
La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la precariedad de muchos sectores esenciales, entre ellos la medicina, enfermeras, cajeras de supermercado, limpiadoras, camioneros y agricultores. Si hay un director de cine que lleva más de cuarenta años denunciando el desmantelamiento del estado de bienestar y la pérdida de derechos de los trabajadores es Ken Loach. Hablamos con él en El cine en la SER, en estos días previos a la celebración confinada del 1 de Mayo, Día del Trabajo.
Ahora que tanto se habla de las condiciones de los empleados de Amazon, conviene revisar su última película. Una denuncia de la esclavitud de sus trabajadores titulada Sorry We Missed you, que puede verse en la plataforma online Filmin. También otras cintas de su filmografía que demuestran las diferencias de clase en una sociedad cada vez más ajena al bienestar de los más humildes. Con Daniel Blake denunció cómo las instituciones británicas habían abandonado a los ciudadanos tras la crisis de 2008. En sus cincuenta años de carrera, que comenzó con Cathy come home, todas sus películas han servido para poner ante los espectadores los problemas a los que se enfrenta la clase obrera, que volvió a retratar en Lloviendo piedras, La parte de los ángeles, La cuadrilla, Sweet sixteen, Ladybirdladybird.
¿Cómo está? ¿Cómo está Paul Laverty? ¿Están trabajando en algo?
Bien, gracias. En casa y todo bien afortunadamente. Paul está bien, es más optimista que yo. Y sí hemos hablado de alguna idea, pero no tenemos nada claro todavía.
Ha vuelto a apoyar públicamente a las trabajadoras de las residencias de ancianos de San Sebastián, a las que conoció durante el festival, ¿cómo surgió esa amistad?
Habíamos ido a presentar una película (Sorry we miss you) sobre trabajadores precarios, donde había una trabajadora que cuidaba a personas mayores y a enfermos y que vivía una situación económica muy vulnerable. Fue una coincidencia encontrarnos a ese grupo de mujeres trabajadoras que estaban en huelga en San Sebastian. Y quisimos reunirnos con ellas para que me contaran su historia. Porque viven la misma situación que el resto de trabajadores en otros países Europa. En las noticias no suelen salir, porque al sistema no le gusta que nos demos cuenta de ello. Si unimos a todos, nos haremos más fuertes contra el establishment. Me ha gustado conocerlas, eran sobre todo son mujeres, pero también habría hombres, son majos, amistosos, y me recordaban con otros trabajadores que he conocido en otras partes.
La crisis ha puesto de manifiesto la importancia de lo público, tanto que líderes de la derecha están defendiendo medidas keynesianas, ¿es un cambio o un espejismo y cuando acabe todo volveremos a focalizar todo en lo privado?
Depende de los líderes políticos. Habrá que hacer cambios y necesitamos un movimiento político fuerte para ello. Los líderes tienen que tener un programa de cambio. El problema que tenemos desde hace años es que hacemos huelgas, manifestaciones, discursos, pero nunca cambia nada, porque cuando los políticos llegan al poder, no hacen nada. Ese es el problema de los socialdemócratas. Le da el poder su militancia, que es la clase obrera, pero cuando llegan al poder no hacen esas reformas. No hay líder en la izquierda, no lo tenemos en Inglaterra, al menos. Estaba Corbyn, pero el establishment lo destruyó inventándose muchas mentiras sobre él. Otra cuestión es si en esta democracia, la gente será capaz de elegir a los políticos que realmente representen sus intereses. Nos encontramos con que en estos últimos años los socialdemócratas están representando los intereses del capital. Por tanto, hasta que la izquierda no reconozca esto y tenga un líder más radical, no cambiaremos.
Cuando ganó su segunda Palma de Oro en Cannes, pronunció el discurso más importante contra la política neoliberal en Europa después de la crisis, ¿Cree que volverá a cometer el mismo error la Unión Europea o cambiarán las políticas hacia los países del sur?
No lo creo. Han hecho cambios, pero no son suficientes. Cuando votamos el quedarnos o no en la Unión Europea, la gente que quería quedarse argumentaba que la Unión Europea defendía a los trabajadores. Pero eso es ahora mismo un mito. Tenemos problemas económicos, inestabilidad laboral, no hay vacaciones pagadas, no hay seguro sanitario si enferma un trabajador, y las condiciones salariales hacen que muchos trabajadores vivan en la pobreza. Eso pasa en la Unión Europea... ¡Cómo van a defender así los derechos trabajadores! Si miramos los documentos de su fundación ya establecen que son una organización económica basada en el libre mercado. El libre mercado está basado en la competencia de las grandes corporaciones, no en la salud de los trabajadores. Esa competencia significa que las empresas compiten con los precios y los salarios. En esa senda se han inventado una nueva manera de exploración. Lo que están haciendo ahora es que los trabajadores se autoempleen ellos para ahorrarse todos los costes de seguridad social y demás. Esos falsos autónomos desprotegidos que trabajan para Amazon y otras empresas. Esas son las consecuencias del mercado libre y eso está en los fundamentos de la Unión Europea.
Usted hizo una película dedicada al desmantelamiento del estado de bienestar, ¿cree que va a salir más débil o más fuerte después de esta crisis? ¿Está dándose cuenta la gente la importancia de lo público o es un espejismo?
Creo que la gente no se está dando cuenta de que el estado de bienestar se ha desmantelado. Aquí cada jueves, a las ocho de la tarde, la gente sale de sus casas para aplaudir a las enfermeras, médicos, cajeras, trabajadores... les aplauden en la calle cada día. Pero no se dan cuenta, en parte porque nadie desde la política está lo está denunciando, que son trabajadores explotados. Hay cierto sentimentalismo en esa actitud de los aplausos, como la había hacía los mineros en aquella época. Es decir, la gente siente eso de "¡Oh qué gente más amable, valiente y generosa!" Sin embargo, no ven que esa gente se expone cada noche, que no tiene material para hacer su trabajo de manera correcta, que no tiene un salario digno. Y aquí otra vez vemos el fallo del liderazgo de la izquierda que no lo denuncia. Ahora es el momento de decir que estas condiciones son inaceptables. No podemos permitir que los médicos y enfermeras no tengan el material adecuado para protegerse, porque es verdad, esto está pasando. Todo el mundo debe estar protegido, ganar un salario digno, tener un contrato, seguro, sanidad, tener vacaciones pagadas. El apoyo a lo público es muy fuerte, pero los cambios reales para cambiar su situación no lo son tanto.
Daniel Blake surgió de la necesidad de hablar de las consecuencias de la crisis económica en 2008, ¿no le tienta la idea de hacer una película en la que veamos las consecuencias de esta crisis del coronavirus en la clase trabajadora?
Bueno... es que hay muchas películas que queremos hacer y no sé si tenemos tanto tiempo. Paul Laverty, el guionista de mis películas, siempre dice eso, que necesitamos otra vida para hacer todo lo que queremos hacer. Tengo diecisiete ideas para posibles películas y puede que esa que mencionas sea una de ellas.
El cine es uno de los sectores más perjudicados con la crisis del coronavirus, ¿qué hay que hacer para que el cine salga reforzado, sobre todo el cine europeo que es el más desprotegido?
Para mí, no sé si estarás de acuerdo o no, lo que se ve en televisión no es cine. El cine necesita a una audiencia, es una experiencia colectiva. La televisión es lo que ves en casa y el cine fuera. Y eso cambia las cosas. Si ves una comedia no ríes de la misma manera. Si ves algo emocionante o que te sorprende, no lo vives de la misma manera que si estás viendo la televisión en casa, donde te levantas, paras la película, te haces un té. Es una experiencia completamente diferente. El problema es que el cine independiente está ahora mismo luchando en un contexto poco favorable. Cada ciudad necesita un teatro y un cine y eso necesita tener un soporte del Estado y de las administraciones locales. Es necesario para mostrar cine diverso, que muestre diferentes lenguas, que nos sirva para ver todo lo que ocurre en el mundo. Cada cultura tiene su cine, su idioma. El cine no puede estar solo producido por las grandes corporaciones que solo buscan grandes audiencias y un discurso homogéneo.
Netflix ha donado 100 millones de dólares a la industria del cine, ¿es un regalo envenenado?
Está destruyendo el cine. Porque se basa en crear un producto, que la gente pueda elegir porque cumple sus expectativas, porque le es familiar. No hay lugar para las voces originales, para hacer algo diferente. Los directores que trabajan para las plataformas, tienen que hacer todo a su manera. El control es muy fuerte, no deja espacio para las voces individuales. Tenemos que rescatar al cine de manera colectiva. En realidad como todo, todo siempre hay que solucionarlo de manera colectiva.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...