Hacinados y desprotegidos en las cárceles de América Latina "para que se maten entre ellos"
Human Rights Watch denuncia las medidas del presidente salvadoreño de juntar a miembros de pandillas rivales en pequeñas celdas sin luz y el trato cruel e inhumano que reciben
Punto de Fuga: 'La nueva realidad... ¿de la movilidad sostenible?' (01/05/2020)
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Un millón y medio de reclusos albergan las prisiones de América Latina en instalaciones precarias y con presupuestos que impiden el abastecimiento suficiente de agua y jabón, imprescindibles para frenar la propagación del coronavirus.
En la prisión de Izalco, en El Salvador, las imágenes de la policía requisando las celdas mientras miles de reclusos esperaban casi desnudos y amontonados en el suelo de la cárcel han indignado a todo el mundo. Human Rights Watch ha denunciado la medida del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de permitir a la policía “utilizar la fuerza letal” y ordenar el encierro en celdas hacinadas, insalubres y sin luz a miembros de pandillas rivales, lo que podría hacer crecer los motines y la violencia ya exacerbada en las prisiones del país.
El recrudecimiento de la violencia entre las maras ha dejado 74 muertos el pasado fin de semana. José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, califica de “repugnantes” las imágenes que muestran el trato “cruel y degradante” del Gobierno a los 17.000 presos que hay en esos centros a través de unas medidas que justifican en informes de inteligencia y no en investigaciones judiciales, como denuncia la organización.
El encierro de miembros de diferentes pandillas rivales en pequeñas celdas “sin luz, sin poder mirar hacia fuera y aislados de forma indefinida”, como explica Vivanco, el riesgo de que se agredan o maten es enorme, además del riesgo de que se contagien por coronavirus. “Pareciera que ese es el objetivo del presidente Bukele”, denuncia.
Esta situación pone en riesgo un escenario de mejora de la violencia en el país que se estaba logrando en los últimos años. Las pandillas salvadoreñas están formadas por asesinos que viven de la extorsión en los barrios, explica el director. Y lamenta que en las últimas semanas haya vuelto a haber un repunte de los homicidios por el que, según el Gobierno, “deben pagar todos los 17.000 presos”.
“El sistema penitenciario está totalmente abandonado en América Latina”
Vivanco asegura que en general las cárceles latinoamericanas sufren de un hacinamiento por sobrepoblación superando en al menos el 30% la capacidad máxima de los centros. “Ese problema es responsabilidad del Estado”, subraya el director para las Américas de Human Rights Watch, y denuncia que, por el contrario, la clase política utiliza la demagogia y el populismo y no trata de solucionar los problemas de las cárceles porque no da votos.
En Brasil y México las autoridades se limitan a protegen los alrededores del centro penitenciario y “dejan a los reclusos a su suerte y allí rige la ley del más fuerte”, explica. Eso hace que se produzcan todo tipo de abusos e incluso homicidios. “La corrupción es la norma. Están en manos de los cárteles porque las autoridades se preocupan únicamente de que no se den a la fuga”.
Entre el 30 y el 50% de los procesados no han sido aún condenados. HRW ha hecho un llamamiento a reducir la población carcelaria empezando por quienes han cometido delitos no violentos ante la hacinación y falta de suministros como el agua potable que harían que un brote de coronavirus en el interior fuera imparable.