No tengamos tanta prisa en pasar página
Frenar en seco ahora el estado de alarma y cambiar el reglamento en mitad del partido no sé si sería el caos pero se le parecería mucho
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Madrid
Si impera el buen juicio, la sesión de hoy en el Congreso debe traernos una doble noticia: la prórroga del estado de alarma y la corrección de los errores en las políticas de toma de decisiones. Lo primero es evidente; tal vez hubieran podido arbitrarse mecanismos distintos al principio de la crisis, pero frenar en seco ahora el estado de alarma y cambiar el reglamento en mitad del partido no sé si sería el caos pero se le parecería mucho. Y a estas alturas del proceso, sería una temeridad sanitaria dejar campo libre al virus sin un esquema estricto de movilidad ciudadana.
No tengamos tanta prisa en pasar página
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Dicho esto, también sería un error muy serio no rectificar la relación del Gobierno central con las comunidades autónomas para afrontar este tramo decisivo, relación que no puede seguir regida por el principio de la ficción participativa; comunicar lo ya decidido después incluso de haberse anunciado. En todo caso, repito lo que decía ayer: que el peligro de la sesión de hoy es el barullo temático que termina enredando sin orden ni concierto los problemas sanitarios, políticos y económicos en una baraúnda de reproches.
Me esperanza comprobar que piensan eso mismo observadores tan cualificados como José Antonio Zarzalejos, quien recomienda desvincular el estado de alarma de las medidas socioeconómicas.
Así es, hoy debería ser un día reservado en exclusiva al coronavirus y a las estrategias y tácticas para proteger a la sociedad de sus embates. La reconstrucción se tiene que abordar sin tardanza, por supuesto, pero en otro momento, y buscando la imprescindible unidad por el procedimiento adecuado, es decir, a partir de un plan presentado por el Gobierno y que las fuerzas políticas puedan debatir. Pero hoy no toca, hoy todavía va de muertos, de infectados, de médicos y enfermeras, de su protección y de su desprotección, de rastreos, de distancia social, de disciplina colectiva que las precipitaciones políticas están contribuyendo a relajar. No pasemos página tan deprisa, no perdamos el respeto a la epidemia y a los que luchan contra ella.