Carta a los reyes

Madrid

Bienvenidos un día más, una semana más a esta ‘Ventana’ de la resistencia, el confinamiento, la desescalada… y el retorno. Retorno tímido sí, lento también, por fases, por partes, pero retorno al fin y al cabo a nuestra vida más o menos normal. En eso estamos, lo digo para que no lo olvidemos, porque las señales de hartazgo, de impaciencia y de cabreo -por distintas razones- van ganando terreno, y es lógico que sea así. Pero creo que no resultaría un buen negocio que todo esto explote antes de tiempo. Que explotará en algún momento, eso seguro, porque el batacazo económico no tiene precedentes y los afectados van a pedir ayuda, van a buscar culpables y van a protestar. Y tienen todo el derecho del mundo. Pero si pudiera ser -para entendernos- una explosión mínimamente controlada, pues yo creo que sería mejor para todos.

Y creo también que todos deberíamos hacer algo al respecto. Los ciudadanos, cada uno de nosotros, primero respetando las normas, eso no tiene discusión; y segundo, echando una mano a los que más lo necesiten, a través de los canales que sean. Eso, afortunadamente, ya está ocurriendo y reconforta mucho; muchísimo. Luego las empresas, sobre todo las más potentes, recordando que su razón de ser es una cuenta de resultados, claro, pero que eso incluye también un cierto nivel de responsabilidad social. Y este es un momento para dar la cara, no sólo para poner el cazo.

Y por último nuestros representantes políticos, ¡pues qué vamos a decir! En una situación como la de esta pandemia, en una emergencia de esta magnitud, ya debería estar funcionando un gobierno de concentración, o algo parecido, con un programa claro para preservar la salud y reanimar la economía. Pero como eso es soñar lo imposible, habrá que pedirles, al menos: al gobierno que deje de rectificar, que no malinterprete lo que es el mando único, que no ningunee a los demás, que sea más transparente, que explique bien qué decide y por qué lo decide. Y a la oposición y a los líderes autonómicos -a unos más que a otros- pues un pelín más de lealtad y menos tremendismo, que lo único que hace es encabronar al personal.

En fin, ya sé que estamos en mayo, pero a mí el cuerpo me pedía hoy hacer esa carta a los reyes. A ver si cae algo.