Estamos perdiendo un tiempo precioso
La bronca política no sólo es un asco, nos está haciendo mucho daño porque nos está haciendo perder un tiempo precioso
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Madrid
Perdonen que no me detenga en el debate de ayer. Casado y Abascal han optado por la discordia y la guerra sin cuartel, como siameses y sin disimulo. Solo espero que los ciudadanos estén tomando nota. Me resisto a prestar atención a su juego de patriotas antipatriotas mientras quedan orillados los debates fundamentales en los que nos estamos jugando el futuro. Vuelvo a la carga sobre eso, porque no puedo entender que estemos dejando pasar lastimosamente el tiempo para reflexionar sobre lo que nos espera cuando la crisis nos muestre su verdadero rostro, cuando veamos la cara al problema, cuando muchas empresas naufraguen y muchos ERTE se conviertan en ERE.
Estamos perdiendo un tiempo precioso
02:08
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El Gobierno está haciendo un trabajo excelente en la protección de los más desfavorecidos, ni sus mayores enemigos pueden regatearle el este mérito, pero no podemos ni soñar con un presupuesto bien apuntalado para la reconstrucción, ni un consenso mínimo para abordar una modernización que es insoslayable. La crisis ha desnudado nuestras fragilidades y si no aprovechamos la oportunidad que la crisis nos brinda vamos a dejar escapar un tren importantísimo.
Debates fundamentales decisivos para marcar nuestros próximos cinco diez años; anteayer mismo los resumían brillantemente los tertulianos de Hoy por hoy, la revisión del modelo de crecimiento. Todos coinciden en que se han de reorientar temas que no están llegando al suelo de la discusión pública, como el salto digital, la industrialización, la Transición Ecológica, que es algo distinto de volver a lo mismo con una mano de purpurina verde asuntos que no estamos pudiendo abordar porque ahora mismo lo impide la bronca partidista y porque la oposición cree que es más rentable mantenerla en el barrizal, y otros debates mucho más directos, sino menos trascendentales.
Pedro Alonso, nuestro epidemiólogo de fama mundial, se pregunta cómo es posible que, tras comprobar las carencias de la que creíamos mejor sanidad del mundo, no se haya constituido aún una comisión científica independiente del mayor nivel posible para evaluar técnicamente lo ocurrido nuestro sistema de salud, para identificar los fallos sistémicos, para extraer las lecciones correspondientes en lugar de llevarlo al cuadrilátero político o judicializarlo. La bronca política no sólo es un asco, nos está haciendo mucho daño porque nos está haciendo perder un tiempo precioso.