La desvergüenza del 8-M
No permitamos que se vayan de rositas una vez más porque volverán a hacerlo. Son como el escorpión: no pueden evitarlo
Madrid
La vergonzante muchachada que montó, jaleó y extendió la bazofia del 8-M por el Congreso, los tribunales de justicia, los periódicos, radios, televisiones y los digitales del estiércol, va a intentar escapar indemnes de sus muchos pecados. Pío, pío, yo no he sido.
No deberíamos dejarles. El gran jefe Aznar, el pimpollo Casado, la dicharachera Álvarez de Toledo, el fiero Abascal y sus banderilleros, los directores de la prensa de la caverna, sus afamados comentaristas, uno tras otro repitiendo la mentira una y mil veces, deberían salir a la plaza pública a contar por qué buscaron repetir el 11-M con este 8-M. Aunque el Ojo lo sabe.
Han querido calcar la repugnante jugada porque son los mismos: persona por persona, cargo por cargo, cabecera por cabecera. Nada pasó entonces, que siguieron tan contentos porque su desvergüenza no tiene límites. No permitamos que se vayan de rositas una vez más porque volverán a hacerlo. Son como el escorpión: no pueden evitarlo.
Museo. "No está probado que González Pacheco (Billy el Niño) fuera un torturador". Arcadi Espada. El Mundo.
