Deshabitar la ciudad

Madrid

Mientras tocamos madera para que los rebrotes del coronavirus no nos amarguen el verano, y mientras persiste la incertidumbre sobre cuándo y cómo podremos salir del pozo, hay cosas que, por desgracia, no cambian, no desaparecen. Cosas del día a día, como, por ejemplo: tener una casa para vivir, ¡ojo!, ya no digo tenerla en propiedad, simplemente alquilarla.

Sin muchas exigencias tampoco: que no sea una caja de cerillas, que tenga algo de luz, que en las habitaciones quepa una cama, en el salón una mesa para comer y que el precio… Hombre, que el precio no te consuma el setenta o el ochenta por ciento del sueldo. Bueno, pues esto, que ya era una misión casi imposible para muchísima gente, y un drama antes de la pandemia, sobre todo en ciudades grandes como Madrid, esto no va a mejor, para nada. Y por eso está muy bien que alguien lo cuente desde su propia experiencia.

La escritora Lara Moreno acaba de publicar ‘Deshabitar’, la crónica desencantada de una generación que va cumpliendo ya los 40 pero que no ve satisfecha casi ninguna de las promesas de cuando tenían 20. En el camino de esas dos décadas, ¿qué ha habido? Pues de todo, y casi nada bueno: la especulación inmobiliaria, la gentrificación de algunos barrios, la fiebre de los pisos turísticos, la precarización del empleo, los desahucios…

Así que todo eso ya estaba antes de la pandemia. Que no lo ponga nadie como excusa. Más bien preguntémonos si esto va a ser sostenible durante mucho más tiempo.