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La fatalidad, un refugio para los canallas

"Antes de confinarnos físicamente, habíamos confinado nuestros sueños. Hoy las series sueñan por nosotros"

'La fatalidad, un refugio para los canallas', por Javier Pérez Andújar

'La fatalidad, un refugio para los canallas', por Javier Pérez Andújar

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Barcelona

¿Se acuerdan ustedes de cómo acaba Madame Bovary? Ya no se hacen novelas así. La burguesía de hoy no siente. Ni siquiera se ponen contentos si les llaman burgueses. Sin amor propio no se va a ninguna parte, pero la gente se queda mirando la tele. Antes de confinarnos físicamente, habíamos confinado nuestros sueños. Hoy las series sueñan por nosotros. Somos como gogós de discoteca bailando fuera del mundo en una jaula. Con tantas plataformas, en vez de espectadores nos hemos convertido en dragqueens del audiovisual. Al final de Madame Bovary, Rodolfo, un miserable que le pide la vida a una persona y, cuando se la da, toma la vida y deja a la persona, suelta que todo ha sido culpa de la fatalidad. Por eso le tengo tanta manía a esta palabra. A la fatalidad le pasa como al patriotismo de Samuel Johnson, que es otro refugio para canallas.

También es cierto que, en francés, la palabra resulta más llevadera. Diciendo fatalité se cumple con los tres requisitos básicos de seguridad. De entrada, se establece un distanciamiento, y la palabra nunca llega a caer de lleno sobre uno. Sin embargo, dices fatalidad, y cae encima del personal como un piano. La fatalidad en francés también mantiene a salvo de las aglomeraciones. Madame Bovary es un asunto de fatalidad individual. Los españoles nos arrojamos de cabeza a las fatalidades colectivas. Y por último, está lo de lavarse las manos. Los franceses ya inventaron la pasteurización y los quesitos de la Vaca Que Ríe. España, toda la península Ibérica dibujada en el mapa es como la mano tendida de Europa. ¿A quién? Basta con seguir mirando. Esa mano nos recuerda que nunca hemos de olvidarnos de jugar limpio. Cada cual tiene su manera de dar lo mejor de sí mismo, es decir, de ser normal.

 
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