Sandro Rosell: "Me han declarado dos veces inocente, pero hay multinacionales que no quieren trabajar conmigo"
El expresidente del Barça publica 'Un fuerte abrazo', un libro en el que rememora sus 645 días en la cárcel
Madrid
A las siete de la mañana del 23 de mayo de 2017, Sandro Rosell, expresidente del Barça, estaba en su casa haciendo spinning. Ese día terminó durmiendo en un calabazo y fue el primero de los 645 que pasó en prisión preventiva. Primero, en Soto del Real. Después, en Can Brians. Por un presunto delito económico, del que acabó absuelto. Fruto de aquella experiencia, ha publicado ‘Un fuerte abrazo’ (Plaza & Janés), una especie de diario en el que retrata los casi dos años que estuvo privado de libertad.
El día de la detención, los medios de comunicación llegaron a su casa antes que la propia policía. El registro fue surrealista. “En ese momento cambió mi cabeza. Nunca crees que puedas ser víctima de un montaje. Pero a mi me ha pasado, lamentablemente”, ha dicho en ‘La Ventana’. “Nos acusaban de algo que no pasó y que, en el caso de que hubiera pasado, tampoco hubiera sido delito”, ha asegurado.
El expresidente del Barça ha pensado siempre que detrás de su detención había una conspiración, que se trató de un montaje. “Tengo mis ideas de quién estaba detrás. Pero no lo sé. Con el paso del tiempo, descartas opciones. Y pienso quién pudo ser, pero como no tengo pruebas, no lo digo”. Ha añadido: “Es impensable pensar [sic] que un fiscal de la Audiencia Nacional, de oficio, decida investigar a un ciudadano español para favorecer a una empresa brasileña, cuando esa empresa no quiere ser favorecida. No lo entiendo”. Sobre los motivos que movieron su detención, ha dicho: “Quiero dejar claro que el tema Neymar, el fútbol y el Real Madrid no tienen nada que ver”.
Su paso por la cárcel hizo que perdiera la fe con la justicia. La recobró al salir absuelto. “Pensé que aún había jueces justos, tuve la suerte de encontrármelos. Me han hecho volver a pensar que la justicia en España quizá sí que funciona”. De hecho, dedica el libro a los “jueces honestos”.
Rosell ha puesto una querella contra la juez Lamela. “Yo a esta señora no la conocía de nada, no tenía nada contra ella, pero ella contra mí, sí”.
Los abrazos, que menciona en el título del libro, son el bien más preciado en la cárcel. Un lugar en el que se volvió supersticioso. “Cada día buscábamos una señal. Compramos un bote de pasta de dientes, y cuando se nos terminó creíamos que nos dirían que sí al recurso de libertad. No fue así”, ha dicho. En trece ocasiones les rechazaron la libertad
En el libro repasa también su experiencia más humana en la cárcel. Las rutinas, la comida, las celdas, las relaciones que fue estableciendo con los otros presos, asesinos confesos incluidos. Y su amistad con Paulino, el cura de la cárcel, al que considera “un crack” y a cuya fundación destina los beneficios por los derechos de autor del libro, para costear los abogados para la defensa de los presos preventivos sin recursos.
Pasar por la cárcel, asegura, te deja un estigma. Aunque seas inocente, hay empresas importantes que no quieren trabajar con alguien “que sale en Google”.
Emma Vallespinós
Guionista en 'La Ventana'. Coordina la sección dedicada a los libros. Es licenciada en Periodismo y...