Aumentan las solicitudes para desheredar a los hijos tras el confinamiento
Hablamos con Marcelo Cornellá, presidente de la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada, dedicada al asesoramiento gratuito de padres que quieren desheredar a sus hijos
La soledad es uno de los motivos principales para desheredar
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Madrid
Durante el confinamiento han aumentado los casos de personas que deciden desheredar a sus hijos, decisión que conlleva un gran esfuerzo tanto emocional como jurídico. Según la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (Acumafu) entre marzo y julio contabilizaron 115 solicitudes. En el mismo periodo del año anterior sólo hicieron frente a 48 llamadas, lo que supone un incremento del 239%.
En Acumafu llevan cuatro años ofreciendo asesoramiento gratuito en esta materia, atienden las solicitudes y aconsejan a los padres cómo operar poniéndoles en contacto con distintos servicios legales o jurídicos. Marcelo Cornellá, presidente de Acumafu, explica las dificultades del proceso: "Primero los servicios sociales de cada Ayuntamiento tienen que certificar que existe un abandono de los hijos hacia esos padres. Luego, hay que constatar ese abandono y, por último, hay que constatar el maltrato psicológico que reciben por parte de sus hijos".
Desde la asociación, lo primero que hacen es mediar entre padres e hijos. Según Marcelo, "muchas peleas suelen iniciarse por tonterías que se enquistan y acaban en abandono". A pesar de que el ordenamiento jurídico protege a los herederos, gracias a la jurisprudencia por parte de Tribunal Supremo "se han conseguido muchas victorias a la hora de poder desheredar", comenta Marcelo.
Entre los diferentes motivos por los que los padres deciden desheredar a sus hijos, el más común es la falta de comunicación. "En este confinamiento hemos visto que muchos hijos no se han preocupado por si sus padres estaban bien o necesitaban comida y dinero", explica. Esa falta de comunicación afecta gravemente a los mayores, un colectivo que en muchas ocasiones se sientes marginados o apartados de una sociedad que cada vez comprenden menos. "La soledad podría ser la primera enfermedad de este mundo", dice Marcelo, y esa es "la gota que colma el vaso" para muchos mayores.