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Almodóvar se libera en 'La voz humana', su corto barroco post confinamiento

El director manchego presenta en el Festival de Venecia su cortometraje 'La voz humana', protagonizado por Tilda Swinton y rodado en inglés justo después del confinamiento

Fotograma de 'La voz humana', corto de Almodóvar presentado en Venecia 2020 / CEDIDA

Venecia

Todo el universo de Pedro Almodóvar está relacionado. Todo dialoga con todo y sus historias se reescriben una y otra vez. Aunque no juegue al palíndromo y a las paradojas, como hace Nolan, el cine de Almodóvar también deja pistas de sus anteriores o futuras películas, de su vida, de sus gustos y hasta de sus ideas políticas. De ahí, que La voz humana, cortometraje que acaba de presentar en el Festival de Venecia, sea un resumen y una suma, a la vez, de toda su filmografía.

En su primera incursión en el inglés, Almodóvar ha elegido un texto que conoce bien, puesto que ya lo ha adaptado en dos ocasiones. En Mujeres al borde de un ataque de nervios le daba voz al amante, al tiempo que retrataba a un nuevo tipo de mujer en la España moderna de los 80. Y en La ley del deseo, La voz humana era la obra que el personaje de Eusebio Poncela está dirigiendo.

Es La voz humana, el monólogo que Jean Cocteau, escribió en 1930. En él, una mujer abandonada por su amante, habla con este por teléfono. Ese drama, el de la mujer abandonada por un amante que no quiere volverla a ver, es uno de los grandes temas del director manchego. Quizá este cortometraje es el más parecido al texto original, donde solo aparecen una mujer y un teléfono en el texto. Algo que recupera Almodóvar en esta tercera adaptación con Tilda Swinton pegada a su iPhone y a sus Air Pods, porque si algo sabe hacer Almodóvar es adaptarse a los tiempos y a lo cotidiano de cada contexto.

Si el plano final de Mujeres al borde de un ataque de nervios, viendo el decorado de las azoteas de Madrid, recuerda a esa teatralidad que tiene el cine del director manchego, el plano final de La voz humana va todavía más allá. Su estilo se ha depurado en todo este tiempo y sus mujeres han ido evolucionando con los años. Esa Carmen Maura era la pícara de una nueva era que se abría en España. Una mujer dependiente del amor de un hombre, pero capaz de salir de ese amor romántico.

Era el año 88 y Almodóvar definía la película como una comedia con gente bien vestida, con casas bonitas y con una España que necesitaba el optimismo. Ahora estamos en 2020, un año marcado por el confinamiento, el coronavirus y la sensación de que el mundo se ha parado y es otro. La voz humana se rodó justo después del confinamiento, en una España muy distinta de aquella, pero con la sensación de necesitar ese mismo optimismo y esa liberación, que solo una chica Almodóvar puede lograr.

El cortometraje es un género que Almodóvar ya ha tocado en varias ocasiones. Ahí quedan Trailer para Amantes de lo prohibido con Bibiana Fernández, La concejala antropófaga, con una brillante Carmen Machi, o incluso Chicas maletas, corto dentro de la película Los abrazos rotos, con el que conseguía unir la historia de Luis Homar y Penélope Cruz con Mujeres al borde de un ataque de nervios. Un ejemplo de que todo en su cine es intertexto y diálogo, consigo mismo y con otros autores. Estos cortometrajes tienen además otra cosa en común con La voz humana, son mini tragedias en un solo acto. Un pequeño relato donde el espacio doméstico -la cocina, la casa, el salón, la terraza- es el lugar de esa tragedia

Para el filósofo Bergson, ya sea pintura, escultura, poesía o música, al arte no tiene otro objeto más que el de aportar símbolos útiles, de mostrar lo que nos enmascara la realidad, para situarnos de cara con la realidad misma. Quizá eso define la puesta en escena de este corto, que es un paso más de lo que ha hecho en su cine. Usar lo teatral para llevarnos a la realidad. Ese es el barroco almodovariano que aquí tiene su máximo esplendor, en esa casa perfectamente construida, donde vemos desde un plano cenital moverse a esa mujer atrapada en vestidos de firma, joyas, libros y cremas caras.

Almodóvar lleva al máximo la construcción del encuadre, el uso del color y las referencias culturales, como los DVD sobre la mesa, el de Kill Bill, de Tarantino, o el de El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson. O los libros de Alice Munro, a quién adaptó en Julieta, o Manual para mujeres de la limpieza de Lucía Berlín, el que será uno de sus nuevos proyectos. Frente a la cultura pop, la alta cultura, con los cuadros barrocos que adornan la casa, como el de Artemisa Gentileschi.

Solo un cineasta como el manchego puede permitirse realizar este imponente cortometraje, por presupuesto, por ejercicio de estilo y por contar con los grandes nombres del cine de nuestro país. Alberto Iglesias compone la banda sonora, José Luis Alcaine firma la fotografía, el montaje lo hace Teresa Font, Sonia Grande el vestuario, Antxon Gómez la dirección de Arte. Todo, hasta los efectos especiales, contribuyen a ese juego de representación y realidad, que tanto nos emocionó en Dolor y gloria y que aquí está puesto al servicio de la estética.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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