'Miss Marx' o cómo unir el marxismo y feminismo a ritmo de punk

Venecia

Durante décadas el feminismo ha tratado de cuadrar la teoría marxista con sus peticiones. Grandes debates académicos, sonadas trifulcas en Twitter hasta que ha sido una película la que mejor ha contado cómo los intereses de las mujeres y la clase trabajadora pueden ir perfectamente de la mano. Lo ha hecho Mrs Marx, película presentada este sábado en el Festival de Cine de Venecia.

Dirigida por Susanna Nicchiarelli, que presentó hace años en Venecia su biopic de Nico, la cantante de la Velvet Underground. En Miss Marx vuelve al retrato poliédrico de una mujer, Eleonora Marx, la hija pequeña del filósofo alemán, que difundió su obra, al tiempo que militaba en el feminismo británico de la época. Una historia de época, sobre una mujer que podría tener los mismos conflictos que muchas mujeres hoy. Hombres que se aprovechan de ella, que hacen mansplaining todo el rato y que la utilizaban por su apellido y no por sus conocimientos.

Desde el feminismo ha habido muchas críticas al pensamiento de Marx. Sobre todo por contar la historia del capitalismo en Europa desde el trabajador de una fábrica, olvidando las problemas sociales y familiares, como el trabajo doméstico o la crianza. Pero, como dice Silvia Federicci, el propio Marx se refirió en varias ocasiones a la opresión que el capitalismo ejercía sobre las mujeres. Lo hizo La ideología alemana, hablando de la esclavitud latente en la familia, y de cómo los hombres se apropiaban del trabajo de las mujeres. También en El manifiesto comunista, denunciaba la opresión de las mujeres en la familia burguesa, tratadas como propiedad privada con el propósito de transmitir una herencia.

Eleonora Marx era inteligente, amante de Shakespeare y la literatura y profundamente comunista. Tanto amaba el teatro que creó una compañía en la que interpreta obras frente a sus conocidos. De hecho, una de las escenas del filme recrea la representación de Casa de Muñecas, en un doble juego entre lo que dice el texto de Ibsen y lo que Eleonora sufre en ese momento, por la decepción con los hombres: su padre y su pareja.

La cinta comienza con el discreto entierro de Karl Marx en Londres. Con el filósofo muerto, son Engels y su hija quiénes deben terminar El Capital. La historia de la familiar Marx es trágica. Las tres hijas que sobrevivieron acabaron suicidándose. Solo sobrevivió un hijo ilegítimo, que supuestamente Marx tuvo con la criada. De ahí la decepción de Eleonora con su padre, un hombre capaz de defender a la clase trabajadora, de cambiar la concepción de la historia y la política, pero que traicionó a su madre.

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Nicchiarelli cuenta también su historia de amor. La de una mujer empeñada en romper con la obligatoriedad del matrimonio y con el amor romántico, pero incapaz de hacerlo en una sociedad en la que las mujeres no existían. Cuando se enteró de que Edward Alling, el amor de su vida, se había casado en secreto con una joven actriz, el dolor era demasiado grande para soportarlo y se suicidó envenenándose a los 43 años.

En un biopic nada convencional donde aparece una ambientación sui generi, donde la música va desde La Internacional en versión punk y electrónica, a versiones de Bruce Springsteen, o donde el retrato de la época de las revoluciones, con obreros muriendo de hambre, frío y enfermedades, se mezcla con imágenes de archivo de manifestaciones, huelgas de la historia de Inglaterra.

Las contradicciones de militar en el feminismo y no poder realizarlo es uno de los conflictos que mueven al personaje. También las contradicciones de alguien que pide a los obreros despertar desde la burguesía y la vida acomododa. Contradiciones que la directora expone contraponiendo imágenes de mítines, donde Eleonora pone nerviosos a los capos comunistas, con las de fábricas, huelgas y salones y fiestas. Contradicciones que conectan con las mujeres de hoy a una de las heroínas femeninas más modernas.