La pesadilla que supone conseguir el certificado digital

La pandemia de COVID-19 nos obligó a digitalizar nuestra vida prácticamente de la noche a la mañana, pero no todas las empresas o administraciones han sabido adaptarse. Sacarse el certificado digital es una pesadilla y en el primer programa de Código de Barras indagamos acerca de las dificultades para obtener una herramienta diseñada para simplificarnos la vida, pero que nos la está complicando más y se ha convertido en un auténtico calvario para los usuarios. El certificado digital registra nuestra identidad en internet y nos permite firmar documentos con seguridad: un contrato, sellar la tarjeta del paro u obtener la tarjeta sanitaria de forma telemática, sin salir de casa. Primero, “obliga a descargar versiones antiguas de navegadores en desuso porque sino no va a funcionar”, nos contaba Mario Saavedra. “Después, te envían un código y luego tienes que ir al organismo oficial para que te envíen por correo el certificado que tienes que instalar”. Segundo, conseguir una cita con la administración es “prácticamente imposible” y, además, “no en todas las oficinas que aparecen son aptas para activar la firma”, explica María Gil, publicista. El resultado es que muchos ciudadanos están recurriendo a las gestorías. Es un proceso difícil y complejo, hasta el punto de que hace unos días la FNMT (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre) tuvo que subir los pasos a seguir a la plataforma de Google Drive. En una época en la que todo el mundo habla de digitalización e inteligencia artificial, el problema es que “no hay una simple estructura de procesos”, nos explicaba Borja Adsuara, abogado, consultor y experto en derecho digital, quien además ayudó a lanzar el primer plan digital en España en el año 2000. “Si hacemos algo más complicado que en lo que tenemos en el mundo físico, la gente seguirá haciéndolo todo por los medios físicos. Hay que simplificar usando las tecnologías digitales”. Adsuara nos explicó que “hemos avanzado en algunos aspectos de la digitalización, pero algunos otros nos siguen costando”. La realidad es que ahora mismo “no podríamos vivir sin las herramientas digitales”. Por ello, el certificado supone un gran avance. España busca estar a la cabeza respecto al resto de países europeos, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para conseguirlo. “Aquí el DNI electrónico va fatal y la Agencia Tributaria es un ejemplo a nivel internacional”, dijo. La digitalización no es homogénea en todas las administraciones ni en los servicios públicos. “Cuando se trata de cobrar una multa o de hacer la recaudación, la digitalización funciona y con otros servicios públicos como la sanidad, la justicia o la educación, no funciona igual de bien”.