La década podrida del PP
Pablo Casado intentará alejar a la actual cúpula del PP de su pasado corrupto, pero la historia nos dice que no suele ser nada fácil despegar este tipo de mierda del zapato
La década podrida del PP
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Madrid
Con la pandemia desatada, con la economía en la UVI, con los Presupuestos en el filo de la navaja, con órganos institucionales clave sin renovar, con el rey emérito de escapada, solo nos faltaba este nuevo gran escándalo de corrupción.
El juez del caso Villarejo levantó el secreto del sumario de la llamada operación Kitchen y nos ha transportado al mundo y al lenguaje de la mafia. La operación Kitchen, que es cocina, se refiere a la parte del sumario de la trama urdida en la cúpula del ministerio del Interior en tiempos de Rajoy, después de que estallara el escándalo de los papeles de Bárcenas. Una trama cuyo objetivo era hacerse, como fuera, con el material comprometedor que Bárcenas pudiera tener sobre el PP.
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'Hoy por hoy' les viene ofreciendo todos los detalles y lo seguirá haciendo. El hecho es que la Fiscalía pidió el viernes la imputación del exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Parece que ya ha pasado directamente a hacerlo. Y de la exsecretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y de su marido. La Fiscalía asegura que Cospedal tenía un interés muy directo en este asunto.
Las últimas revelaciones podrían llegar a explicar directamente a Rajoy. Recordemos que en esa misma cúpula de Interior se constituyó la parapolicía patriótica destinada a perseguir a enemigos del PP: independentistas catalanes y miembros de Podemos.
Es la década podrida del PP. Por lo menos 10 años de juegos sucio que vuelve a echar más basura a la playa. Pablo Casado intentará alejar a la actual cúpula del PP de su pasado corrupto, pero la historia nos dice que no suele ser nada fácil despegar este tipo de mierda del zapato. Al PSOE le costó años y CIU tuvo que reventar su partido y probarse sucesivos disfraces para disimular. Y en ello anda todavía.
Ahora solo esperar y confiar en la justicia. Pero no cabe duda que en el complicadísimo momento que vivimos, este asunto añade más carbón a la caldera y más cripación a la política. Dependerá de la actitud que tome Casado que convendría saliera por su registro más humilde y que no intentara zafarse dando coces ni pretendiendo marcar inutilmente distancias imposibles. Porque en las fechas de este escándalo, Pablo Casado era secretario general de Comunicación del PP.