Desmontando la falsa alarma de la okupación: "Es más probable que nos maten a que se metan en nuestra casa"
En España, aproximadamente el 13% de las usurpaciones de vivienda las realizan grupos organizados que llegan a cobrar hasta 2.500 euros a la familias necesitadas para traspasarles una casa con el agua y la luz 'enganchadas'
España tiene la tasa de alquiler social más baja de Europa por detrás de Grecia, Chipre, Rumanía y Letonia. Apenas el 2% de las viviendas disponibles de destinan al alquiler social, frente al, por ejemplo, 17% de Francia
El 'problema' de la okupación en España: "Es más probable que alguien nos mate a que nos okupen nuestra casa"
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Madrid
Decía JG Ballard, el autor de Crash, que si el siglo XX había sido el siglo del coche, el XXI iba a ser el de la casa: ahí es donde se concentra nuestra vida, nuestra identidad, nuestra salud y también nuestro miedo. Tal vez no sea extraño que algunos medios de comunicación, y algunos partidos políticos, estén llevando el miedo a la puerta de nuestra casa.
En el estudio 1 de la Cadena SER cada mañana, con todas las televisiones encendidas, en silencio. se ha podido ver como en las últimas semanas ha habido veces en que las cadenas principales de este país hablaban de lo mismo, obsesivamente, una mañana tras otra: la okupación. Hasta el otro día, lo que había en España era un problema de acceso a una vivienda digna: ya saben, gente sin casas y casas sin gente.
Diferencias entre usurpación y allanamiento
El fenómeno de la okupación se ha triplicado en los últimos años -en 2013 hubo casi 2.000 condenas frente a las 6.300 de 2019- pero también es verdad que las cifras apenas han variado este año con respecto al pasado (sólo un 5% más de denuncias en 2020)
En las televisiones se repite sin cesar un mantra. que cada día se producen 41 denuncias por okupación en España. El problema es que en ese saco se meten tanto las demandas por "usurpación" como las denuncias por "allanamiento", dos delitos muy distintos y con consecuencias legales diametralmente opuestas.
El allanamiento es un delito grave penado con hasta 2 años de cárcel e implica que alguien entra sin permiso en una vivienda que es tu primera o tu segunda residencia. Puede ser un ladrón con la intención de robar, un familiar violento, tu pareja que no acepta un divorcio, o un okupa. En todos estos casos, la justicia siempre da la razón al propietario y la policía desaloja la vivienda en unas 48 horas, a veces incluso sin esperar a la resolución judicial.
En cambio, la usurpación es un delito menor penado con una multa y que se da cuando alguien ocupa una vivienda deshabitada. Normalmente son pisos de bancos, promociones sin vender o locales de la administración pública, aunque también puede haber casas de particulares que no son primera o segunda residencia.
"Estadísticamente es más probable que alguien nos mate a que alguien se meta en nuestra casa", explica en Hoy por Hoy el magistrado Joaquim Bosch, a la par que incide en que los casos de allanamiento de morada son muy graves y se desalojan inmediatamente.
De esta manera, señala que en caso de que una persona salga a trabajar y al volver a su hogar esté okupado, puede ir a la comisaría, formalizar la denuncia demostrando que es su vivienda y la policía desalojará a las personas que han okupado la casa. No obstante, indica que en caso de que las fuerzas de seguridad tengan dudas sobre los derechos de quienes están dentro, pueden acudir al juzgado de guardia y el desalojo se producirá. "La usurpación, la okupación de viviendas vacías, la mayoría de los casos es de gente que no tiene donde vivir", añade Bosch.
Mafias que hacen negocio con la okupación de viviendas vacías
En España, aproximadamente el 13% de las usurpaciones de vivienda las realizan grupos organizados que llegan a cobrar hasta 2.500 euros a la familias necesitadas para traspasarles una casa con el agua y la luz 'enganchadas'. El negocio llega hasta el punto de que algunas mafias se anuncian en portales inmobiliarios, donde también han aflorado las empresas que prometen "mediar" con los okupas y que de facto desalojan viviendas con métodos discutibles.
De todas formas, la mayoría de las okupaciones en España siguen siendo iniciativa de familias que actúan solas o con ayuda de amigos, y que casi todas reconocen haber usurpado una vivienda como último recurso tras agotar otras soluciones.
La desigualdad social, problema de fondo de la situación
"La raíz del problema es un aumento de desigualdad. La derecha radical nunca lo hace y siempre lo hace en la apariencia de los mismos", explica Joan Antón-Mellón, catedrático de ciencia política en la Universidad de Barcelona y experto en extrema derecha, ante el cada vez mayor uso político por parte de partidos como Vox o PP de este problema. "El miedo lleva a posiciones conservadoras. Forma parte de una estrategia pensada", continúa
España tiene la tasa de alquiler social más baja de Europa por detrás de Grecia, Chipre, Rumanía y Letonia. Apenas el 2% de las viviendas disponibles de destinan al alquiler social. Una tasa ridícula si se compara con países como el 17% de Francia, el 24% de Austria o con los Países Bajos, donde prácticamente un tercio de los alquileres se reservan para familias de bajos recursos.
Un estudio, que se realizó antes del estallido de la pandemia, de la Fudación Alternativas señala que la demanda potencial actual es de un millón y medio de hogares y que podría superar los dos millones y medio en el año 2030
Asimismo, Joaquim Bosch recalca también que el problema no está tanto en la okupación de viviendas, sino en los deshaucios de personas que no pueden pagar el alquiler o la vivienda: "Tuvimos 14.000 denuncias por usurpación de viviendas vacías, Mientras que el año pasado tuvimos 54.000 personas deshauciadas por no poder pagar la hipoteca y 100.000 por no poder pagar el alquiler", continúa. De esta forma, si las instituciones no ofrecen alternativas habitacionales a la gente que se queda sin vivienda, este fenómeno seguirá ocurriendo.
"El discurso hay que contrarrestarlo buscando soluciones sistémicas. No puede ser que la pobreza y el aumento de la desigualdad estén cronificados en España", zanja el catedrático