¿Cómo ha evolucionado el tratamiento médico contra el coronavirus?
Analizamos una vertiente en la lucha contra el coronavirus en el día en el que se cumplen seis meses de la declaración de pandemia por parte de la OMS
¿Cómo ha evolucionado el tratamiento médico contra el coronavirus?
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Madrid
Poco tiene que ver lo que se hace ahora en la lucha contra el coronavirus con lo que se hacía por el mes de marzo. La pandemia cogió desprevenido a todo el planeta, pero especialmente a los médicos, que de repente tuvieron que hacer frente a miles de personas enfermas de un virus del que lo desconocían prácticamente todo.
María Velasco es internista infectóloga en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid. Este centro fue uno de los primeros hospitales en sufrir el embate de la primera oleada de una enfermedad desconocida. ¿Por dónde empezaron? ¿Cuál fue el tratamiento inicial?
El tratamiento inicial del COVID estuvo guiado por lo que conocíamos de coronavirus anteriores al SARS-COV2: el SARS-COV1 y el MERS. Ahí si que contábamos con algún conocimiento preliminar y nos guiamos por eso.
En este centro sabían que había algún antiviral que daba algún resultado con el SARS-1 y sabían que había algún otro que no servía para nada.
Sabíamos que los esteroides empeoraban el curso de la eliminación del virus de SARS-1
Entonces empezaron a probar algunas cosas nuevas, como la hidroxicloroquina.
Empezamos a tener evidencias porque se habían utilizado en otros países, poco en China y más en Italia, un fármaco como la cloroquina, que tiene un efecto antinflamatorio y un pequeño efecto antiviral y se empieza a probar.
Sin embargo, con el tiempo se demuestra que la hidroxicloroquina no tiene los efectos esperados.
Cuando hemos empezado a tener ensayos clínicos, hemos visto que la hidroxicloroquina no tenía ningún efecto real importante sobre el SARS-COV2. Algo fundamental en un paciente es saber qué no utilizar.
La doctora María Velasco narra a la SER cómo los médicos empezaron a despojarse de los prejuicios que les había creado el SARS-1 y empezaron a utilizar algo que habían descartado de inicio.
El uso de esteroides, que inicialmente pensábamos que podían no ser beneficiosos por la información de los virus anteriores, pues el ensayo clínico Recovery nos enseñó que, en pacientes con insuficiencia respiratoria que necesitan oxígeno para mantener la oxigenación en sangre, el uso de esteroides mejora la mortalidad. Es el único fármaco que ha mostrado aquí disminución de mortalidad.
Este fue un avance muy importante, ya que ahora mismo es lo único que realmente funciona para los pacientes más graves. Otra cosa que también cambió fue el uso de anticoagulantes. Al principio se daban como profilaxis para gente que iba a estar muchos días tumbada, pero los médicos empezaron a darse cuenta de que una de las principales consecuencias del COVID-19 es la formación de trombos. Por eso empezaron a utilizar anticoagulantes de otra manera, hasta el punto de pasarse incluso.
Hubo una época en la que la dosis de anticoagulantes aumentó mucho, y aumentó mucho también guiándonos por algunos parámetros de laboratorio. Subimos mucho, quizá demasiado. Se han ajustado ahora las dosis de anticoagulantes para mejorar el riesgo que puedan tener los pacientes.
Así que los esteroides por un lado y las dosis adecuadas de anticoagulantes se están demostrando como el tratamiento más efectivo para los pacientes más graves. Pero para los pacientes que no están tan graves, hay otro tratamiento que está dando buenos resultados: el plasma hiperinmune, es decir, plasma de pacientes que han superado el COVID-19 y han generado anticuerpos.
Un ensayo clínico español ha abierto la puerta a que en pacientes no graves mayores de 18 años parece que tienen menos mortalidad si reciben el plasma hiperinmune que los que no lo reciben.
¿Y el famoso Remdesivir? ¿Sirve para algo?
El Remdesivir, que en ensayos clínicos ha mostrado que disminuye la duración de la hospitalización uno o dos días. Es un recurso pero no tiene el impacto que tienen los esteroides en reducción de la mortalidad
Llegados a este punto, la duda es si encontraremos antes un tratamiento efectivo contra el coronavirus que una vacuna, algo que no es fácil que suceda.
Los tratamientos antivirales son difíciles de encontrar. Si echamos un vistazo histórico a otras enfermedades como el VIH SIDA se han tardado muchos años en encontrar algo eficaz. Esperemos que la unión de ciencia, investigación y medios económicos sirva para que el COVID-19 sea un ejemplo de velocidad en el descubrimiento de un antiviral.
La doctora Velasco, recuerda además cuál es el verdadero tratamiento que resulta más efectivo.
El único tratamiento que se ha dicho que baja la mortalidad son los esteroides y cuando hace falta oxígeno en los pacientes. No tenemos nada más. El tratamiento que tenemos no es farmacológico, es social. Es distanciamiento, confinamiento, evitar el contacto.
Miguel Á. Muñoz Encinas
He trabajado en todos los programas informativos de la SER (Hoy por Hoy, Hora 25, Hora 14, boletines...