¿Se pueden monitorizar la evolución de la pandemia en el litoral con segundas residencias de madrileños?

Madrid

La idea de monitorizar las segundas residencias que ha lanzado Andalucía y que han insinuado otros presidentes para frenar las visitas de residentes de otras comunidades, fundamentalmente de Madrid, choca con la realidad de las cifras. ¿Hay capacidad para monitorizar las segundas residencias? La respuesta es un absoluto no.

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En España, hay 6,4 millones de segundas residencias. Es imposible a nivel nacional. Es también imposible a nivel autonómico. Sólo en Andalucía el número de segundas residencias, las llamadas viviendas no principales, es de 1.089.634. La idea del presidente de Andalucía implica monitorizar más de un millón de inmuebles. Incluso si se acepta la idea y solo se quieren vigilar las viviendas de los madrileños.

Lo primero que surgen son preguntas infinitas en cuanto a qué criterio usar: ¿qué se considera madrileño? ¿el empadronado en la capital o el nacido en la capital? Preguntas en términos legales fuentes de las sociedades de tasación.

Y lo segundo, sigue siendo lo inabarcable de las cifras. Incluso si solo se vigilan las propiedades de los empadronados en Madrid, todavía sería necesario controlar entre 350.000 y medio millón de viviendas. Nadie explica de dónde salen efectivos para controlar hasta medio millón de casas., salvo que sea una amenaza, un titular, vacío.

Escaso número de rastreadores para monitorizar viviendas

La idea de monitoriza las segundas residencias choca no solo con lo inabarcable del número de inmuebles, sino también con el escaso número de rastreadores para ello. Andalucía tiene 8.648 rastreadores en total. Si se les encarga a ellos vigilar las viviendas, cada uno de ellos tendría 126 viviendas a su cargo.

Cataluña vive una situación incluso peor. Allí hay 731.950 segundas residencias con un parque de rastreadores que, si se usan todos los prometidos y todavía no contratados,  daría lugar a que cada uno de ellos tiene que encargarse de 813 casas.

También en los medios de los que se dispone, el titular de "prohibir" o "controlar" las segundas residencias con este parque de rastreadores es un titular vacío.

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Sin el estado de alarma y sin poder frenar la movilidad entre autonomías, las segundas viviendas son imposibles de controlar. La movilidad de esas casas de veraneo es enorme. Y son una de cada cuatro del parque de vivienda español. De las 25,7 millones de viviendas que hay en España, 6,4 millones son segundas residencias. Solo en Andalucía hay 1.089.634. En la Comunidad Valenciana hay 1.134.268. Y en Cataluña más de 731.000.

Ésa es la radiografía del destino de las compras. Si uno mira por origen, los madrileños son los principales compradores. De las casi 60.000 compras el año pasado, 30.000 eran madrileños. En segundo lugar, los barceloneses, algo más de 10.500 compradores,  y unos 2.800 sevillanos.

Sin restricciones a la movilidad, las magnitudes de las compras hacen que la movilidad de quienes acuden a sus otras viviendas, a sus otras propiedades, sea  imposible de controlar.

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