Confidentes de retrovisor
Un escolta y un chófer jubilados nos cuentan cómo es la vida de quienes atesoran los secretos de Estado
Madrid
La Operación Kitchen ha revivido la figura de un personaje que a lo largo de la historia ha vivido bajo la sombra de políticos y figuras de poder: el chófer. Con sus retrovisores omnipresentes y su labor silenciosa, el chófer es, por excelencia, el confidente de sus patrón. Pero, ¿Qué pasa cuando esos secretos guardados salen a la luz?
Si algo nos ha enseñado el caso del ex tesorero del Partido Popular es que estos guardianes del volante también pueden ser espías de retrovisor. Así lo ha demostrado Sergio Ríos, antiguo conductor de Bárcenas, quien espiaba a su jefe a cambio de los pagos mensuales que percibía del exministro Jorge Fernández Díaz.
Ver, oír y callar
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Lo que para muchos podría ser la filtración de un secreto de Estado o un acto de corrupción, para los chóferes es otro cotilleo para contar a la hora del café. Así nos lo cuentan Pedro y Pepín, un conductor y un escolta jubilados. Durante muchos años fueron ellos quienes vieron a toda clase de personajes públicos desfilando por los asientos de sus coches, desde Fidel Castro, pasando por Lady Di y hasta Juan Pablo II. Pero, como cuenta Pepín, su labor es la de "ver, oír y callar". Los secretos que atesoran se conserva en sus memorias y, en el caso de Pepín, en una agenda de viajes donde ha apuntado los servicios que ha hecho a lo largo de 40 años de trabajo.