En el alambre
Así tiene Pedro Sánchez que afrontar el otoño, con ese vértigo y todo en contra, incluidas tormentas, viento y lluvia
Madrid
El 13 de agosto de 1974, Philippe Petit, un osado funambulista francés, cruzó ocho veces, se sentó, bailó y saltó sobre un cable a 400 metros de altura que unía las neoyorquinas Torres Gemelas, 3.000 muertos en 2001.
Así tiene Pedro Sánchez que afrontar el otoño, con ese vértigo y todo en contra, incluidas tormentas, viento y lluvia. En primer lugar, como es obvio, la pandemia del terrible bichito, tragedia mundial que ha causado ya un millón de víctimas y la ruina económica. El horror. Únanse esta misma semana dos incendios políticos descomunales, con la rebelión de Madrid y Cataluña. Todo ello amenizado con una oposición ciega de odio, ventajista y antipatriota, bien jaleada por unos medios de comunicación salvajes.
También el Poder Judicial aporta a la gresca su grano de arena. ¡Cómo va a querer renovar la cúpula de los jueces el pimpollo Casado, con lo bien que le sirven!
¿Algún otro problema acecha al Gobierno? Sí, y grave: los aguerridos ministros de Podemos, gamberros o virtuosos esquizofrénicos. Philippe Petit, por cierto, sigue vivito y coleando.
