Algo huele a podrido en Madrid
"La Comunidad de Madrid pretende prohibir al personal sanitario hablar con periodistas. Bueno, no dicen prohibir, sino que tienen que pedir permiso, que en la práctica viene a ser bastante parecido", la opinión de Carles Francino

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Madrid
Hace tiempo que se ha puesto de moda en el vocabulario político apelar a supuestos problemas de comunicación cuando se trata de explicar -o justificar- errores propios. A la lista de expresiones odiosas -y sobadas- como “zona de confort” o “dominio del relato” se le ha añadido últimamente lo de “es que no comunica bien”. Eso puede estar referido a una persona, a un proyecto, a un programa… Al final no es tan importante la idea sino cómo se transmite, o cómo la interpretan los demás. Y debe ser por eso que la Comunidad de Madrid pretende prohibir al personal sanitario hablar con periodistas. Bueno, no dicen prohibir, sino que tienen que pedir permiso, que en la práctica viene a ser bastante parecido.
Es decir, ese montón de testimonios que hemos escuchado en los últimos meses de médicos, enfermeras… que nos han permitido saber qué se cuece en la sanidad madrileña, cómo se vive -y se ha vivido- la pandemia, los relatos de frustración, de colapso, las llamadas de auxilio… Todo eso, igual nos lo hubiéramos perdido porque había que pedir permiso para contarlo.
Al parecer la Comunidad de Madrid se apoya en una sentencia del Tribunal Supremo de hace 32 años y una orden posterior de 2003. Pero así a simple vista, en este contexto de ahora, parece bastante claro de qué se trata ¿no? Si está usted tapándose la nariz, sepa que ya somos dos: porque algo huele a podrido en Madrid. Y no es sólo esto.




