El racismo tras la meta 30x30 de biodiversidad de la ONU
La ONU impulsará en su cumbre de la Biodiversidad que se llegue hasta el 30% de áreas protegidas, lo que provocará la expulsión de sus tierras de millones de indígenas y locales
Punto de Fuga: 'La protección del planeta amenaza a millones de indígenas'
54:30
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1601755788324/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Naciones Unidas pretende llegar a unos objetivos de conservación de la biodiversidad que alcancen el 30% del planeta en 2030. Es lo que se ha llamado la meta 30x30. Hasta ahora, se ha llegado al 15%.
Frente a lo que aparentemente parece una noticia positiva, organizaciones como Survival alertan de que la medida tendrá un efecto devastador en las comunidades nativas y en poblaciones locales, forzando el desplazamiento de hasta 300 millones de personas que “durante generaciones cuidaron esos ambientes”.
El 80% de la biodiversidad se encuentra en territorios indígenas, por eso Fiore Longo, investigadora en Survival International, reclama que sean los pueblos indígenas los que se sitúen en el centro de la protección del medio ambiente. Sin embargo, la realidad es que se les tiene apartados de las decisiones internacionales que más les afectan.
“Nos están diciendo que este es el único modelo posible para proteger la Tierra”, denuncia Longo, y defiende que “el único modelo efectivo es el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas”.
Las propuestas de los líderes mundiales, critica Longo, se basan en “la financiarización de la naturaleza o la creación de áreas protegidas para compensar nuestras emisiones”. Esto, dice, esconde la verdadera causa de destrucción del ambiente: “un sistema económico que mira al crecimiento y que a través de las emisiones y el consumo está destruyendo el planeta”.
Para la investigadora, “decir que vamos a crear el 30% del planeta como área protegida en realidad no toca la raíz del problema, condena a morirse de hambre y a otros muchos abusos a las poblaciones más vulnerables”, denuncia.
La expulsión de los pueblos indígenas ha sido históricamente la forma más común para crear áreas protegidas, asegura Survival. Un modelo que sigue siendo “apoyado también por las grandes organizaciones de protección del medio ambiente y de Gobiernos europeos” y que incluye abusos contra los indígenas como la militarización de sus tierras con la llegada de guardaparques que los expulsan.
Tras este modelo de conservación se esconde “una ideología colonialista y racista”, dice Fiore Longo, que se basa en que los pueblos indígenas no pueden ocuparse de su territorio. Así, “se expulsa la biodiversidad humana para imponer un modelo de uniformación de los seres humanos y una economía basada en el crecimiento infinito”.
La organización lamenta que se silencien las voces de los pueblos indígenas en todas las cumbres internacionales que, en la práctica, no defienden sus derechos. La ampliación de áreas protegidas afectará fundamentalmente al sur del mundo y a personas que forman parte de las comunidades más pobres. Muchos de estos pueblos son todavía cazadores-recolectores, por lo que “dependen de la tierra para sobrevivir”. Con estas medidas, asegura Longo, “los estamos condenando a dejar de existir, lo que es una pérdida enorme para toda la humanidad”.