"Casi sientes un amor sincero por el lector, pero en ese momento son ellos los que te aportan"

Madrid

Entre el listado de todo lo que hemos dejado de hacer por la pandemia, a los lectores nos duele en especial la Feria del Libro presencial. El virus nos robó la primavera y, con ella, la posibilidad de pasear entre casetas, hacer cola para que nuestro autor favorito nos firme; para poder decirle, por ejemplo, que fue su novela, y no otra, la que nos cambió la vida.

El pasado viernes empezó la 79ª edición de la Feria del Libro de Madrid, pero, este año, en formato online. Por este motivo, como si se tratase de un encuentro tras una larga espera entre escritores y lectores en una caseta en pleno Retiro, el poeta Miguel Gane y la novelista Dolores Redondo charlaron con algunos de sus leedores para revivir las emociones que en esta edición no pueden sentir a causa de la crisis del coronavirus.

Redondo echa de menos el calor que impregna su cuerpo cuando un amante de sus líneas le cuenta “qué ha sentido al leer la novela, en qué circunstancia vital estaba, cómo la estaba leyendo, cómo le ha afectado… eso es alimento para mí”, relató durante su intervención en el programa.

La novelista nos trasladó a una Feria del Libro presencial para describir esa conexión que se forma, durante un fugaz instante, en una firma de libros, en donde “casi sientes un amor sincero por el lector, pero en ese momento son ellos los que te aportan, los que te dan. Y con esa espera y, sobre todo, con las pequeñas confesiones que se producen, a veces, en menos de un minuto”.

De hecho, la escritora confesó que, cuando llega al hotel,” hay veces que no puedo ni dormir del baño emocional que tengo”, ya que, tras finalizar la jornada reproduce los pensamientos de todo lo que ha experimentado. “Es tan rápido y dispongo de tan poco tiempo para ellos que, en muy pocos segundos, se produce un encuentro con una emoción enorme y una despedida que sucede una y otra vez”.

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Por otro lado, Gane, que publicó el pasado 17 de septiembre su tercer poemario, “La piel en los labios”, recordó con nostalgia los momentos en los que leía las cartas que los lectores le entregaban en mano durante la firma.

“Hay muy poquito tiempo para estar con la gente, pero habitualmente te escriben un papelito con una historia sobre cómo descubrieron tu libro o cómo les ha ayudado. Las tengo coleccionadas en mi casa y este año, cero”, lamentó el poeta.

Otro sentimiento que mayor añoranza le provoca a Gane supone la sensación de estar agotado tras los encuentros en la Feria del Libro, ya que “cuando el lector pasa ese minuto contigo, tratas de darle lo que te sale, lo que llevas dentro para que él se lo lleve”.

Acto seguido, los escritores disfrutaron de un instante con sus lectores que, por vía telefónica, mostraron su apoyo incondicional y animaron a Redondo y Gane a que nunca dejen de sorprenderles.