¡En qué momento!
Fea cosa para Podemos y una historia más que incómoda para el Gobierno en su conjunto y para Sánchez en particular

Madrid
Mala suerte ha tenido Pedro Sánchez, que la explicación de cómo se repartirán los 72.000 millones en dos años para crear 800.000 empleos, una de las noticias más importantes que puede ofrecer un presidente de Gobierno, se ha visto eclipsada por el juez García-Castellón, una tarjeta telefónica y el envío al Supremo de la papelería necesaria para que estudie si procesa a Pablo Iglesias, ni más ni menos que el vicepresidente del Gobierno, junto a alguno de sus colaboradores.
Fea cosa para Podemos y una historia más que incómoda para el Gobierno en su conjunto y para Sánchez en particular. La verdad es que se trata de un caso raro, que mientras los jueces de la Audiencia consideraban perjudicado a Iglesias, otro juez pide su procesamiento unos pocos días después. Otro sindios judicial.
Pero ahora, ya metidos en harina, y ante la comprensible utilización del caso por la derecha, no queda más salida que esperar a la decisión del Supremo y, si finalmente pide el suplicatorio, votar sí a como dé lugar. Así lo exigirá la decencia.




