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Una pedrada destrozó el escaparate

¿Tenía que ser precisamente ayer? Lo sustancial no es que la resolución del juez arruinara la fiesta que en ese momento presentaba el Gobierno sino que ese proyecto quedaba desplazado de la actualidad

La voz de Iñaki | 08/10/2020 | Una pedrada destrozó el escaparate

La firma de Iñaki Gabilondo. / CADENA SER

Madrid

¿Tenía que ser precisamente ayer? Fue una fatídica coincidencia, aunque lo sustancial no es que la resolución del juez García Castellón arruinase la fiesta al Gobierno en el momento en el que se desplegaba con gran aparato escénico los detalles del plan de recuperación que va a remitir a Bruselas antes de fin de mes.

Una pedrada destrozó el escaparate

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Lo sustancial es que perdía relevancia un acto llamado a cambiar el paso de la política inaugurando un tiempo distinto, un tiempo para hablar en serio de este país, de su futuro inmediato y de nuevos horizontes, y para abrir debates en los terrenos de lo concreto a partir de una propuesta ambiciosa, de un diseño presupuestario expansivo con un gasto público histórico.

Era una jornada en cierto sentido inaugural para movilizar, para ponerse a trabajar, dejando a un lado las descalificaciones por principio, y para que Europa nos viera como un país serio, dispuesto a afrontar con gran decisión el desafío de nuestra reconstrucción socio económica. La exposición razonada del juez García Castellón sobre Pablo Iglesias, cuyo futuro penal ignoro, pero que tiene gran impacto político ahora mismo, destrozó el escaparate en el que el Gobierno exhibía sus mejores galas y permitió al PP lo que más deseaba: cambiar de conversación. No entrar en el envite al que el programa de Sánchez le obligaba.

No es fácil predicar liberalismos de salón en una situación como la presente y no pasa de broma acusar de social comunistas peligrosos los protagonismos del Estado en estas circunstancias. Fue un asidero para los populares y más munición para la moción de censura de Vox.

El vicepresidente Iglesias y su partido cometerían un gravísimo error si reaccionaran encarándose con la iniciativa del juez y más aún con el Poder Judicial. Ahora mismo, Iglesias sólo puede evitar los cuerpo a cuerpo por el juez o la oposición con los medios. Esperar y confiar en que la cosa quede en nada en el Supremo. Bien entendido, claro está, que si la Sala Segunda del Supremo tomara la decisión de imputar al vicepresidente nada menos que por denuncia falsa con agravante de género. Entonces sí, entonces estaríamos ante una crisis de gobierno de primera categoría y de consecuencias imprevisibles.

 
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